Las empedradas calles de Uncastillo lucieron más hermosas que nunca el fin de semana del 26 y 27 de julio para celebrar la fiesta de los Cincuenta Caballeros, un acontecimiento histórico acontecido en el año 997 que se rememora cada verano en esta localidad cincovillesa.

Para la ocasión, las atractivas casas de regios sillares y elegantes escudos que conforman el casco urbano uncastillero se engalanaron con pendones de vivos colores, una ambientación que alcanzaba su máximo esplendor en la plaza del Mercado, en la que se realizaron parte de los actos más representativos de esta conmemoración. Por ejemplo, la cena medieval que tuvo lugar el sábado por la noche, en la que se degustó un menú típico de la época, elaborado a base de fruta, judías y aves. O el mercadillo de productos artesanales, en donde igual se podía encontrar un blasón de madera, que finos abalorios, productos gastronómicos y un sin fin de curiosidades. Aunque quizá uno de los actos que más despertó la admiración de vecinos y visitantes fue la exhibición de lucha.

A las 13 horas en punto, bajo un sol de justicia, dos mesnadas de ejército cristiano recorrieron las calles uncastilleras hasta llegar a la plaza. La algarabía que reinaba en el lugar se tornó en silencio, únicamente roto por las señales acústicas que el capitán de uno de los ejércitos lanzaba con su cuerno para anunciar a todos los asistentes que se iba a celebrar el duelo entre dos de los representantes de cada formación. Ante la mirada expectante de adultos y niños, ambos caballeros empuñaron sus pesadas espadas y comenzaron una feroz lucha en la que resultó muerto (simbólicamente) uno de ellos, quien cayó al suelo entre los aplausos de todo el público. Y es que la representación fue de gran espectacularidad, por la credibilidad con que se enfrentaron los combatientes y por la singularidad de sus trajes, confeccionados con ricas telas de brocado, cotas de malla. Un derroche de medios potenciado, en algunos casos, por la belleza del corcel en que iba montado.

Las señoras también eran dignas de mención porque sus vestiduras emulaban a las de las antiguas princesas medievales, con tejidos de seda, bordados con hilos de oro y vistosos complementos, como tocados y capas. Infinidad de detalles para dar más realce a una celebración que se ha convertido en uno de los principales acontecimientos turísticos de Uncastillo.

Otras actividades

En esta fiesta, que tuvo una duración de tres días, también hubo sitio para los eventos oficiales, como la ofrenda de flores que se realizó por parte de los representantes institucionales aragoneses, entre ellos el presidente de la DPZ, Javier Lambán, y el consejero de Economía, Eduardo Bandrés, y navarros, que tuvo lugar en la plaza que da nombre a la fiestas.

Además, se realizaron conferencias y dos exposiciones, una de escultura y otra de armaduras. Hubo también diversos espectáculos de música, como los conciertos de la banda local pasacalles con los Gaiteros de la Muga.

NURIA ASIN