Hay un dicho que dice que cuando las barbas del vecino veas afeitar pongas las tuyas a remojar. Dos noticias de los últimos días nos ponen los pelos de punta. La primera llegó la mañana de año nuevo cuando los servicios médicos de Madrid anunciaban el fallecimiento de una chica de nacionalidad francesa por esnifar heroína. La segunda llegó después de Reyes, cuando el New York Times sacaba la noticia de que el consumo de heroína está alcanzando niveles de epidemia en EEUU.

España, y en especial Ejea de los Caballeros, vivieron en los años 80 y principios de los 90 una auténtica catástrofe generacional cuando el consumo de heroína (inyectada en aquel momento) fue segando la vida, bien por sobredosis, bien por enfermedades asociadas, de prácticamente toda una generación.

Mi generación, la siguiente que vino, creció con la imagen del yonki tirado en la acera, del atraco a la vuelta de la esquina y de las jeringuillas tiradas en cualquier descampado. Crecimos con el miedo a las drogas, con la imagen del drogadicto demacrado muerto con una jeringuilla clavada en el brazo. Pero el tiempo todo lo cura y lo olvida. Las nuevas generaciones, las que no vieron aquello, las que no lo vivieron, las generaciones a las que no se lo hemos contado, reciben la heroína, y otras drogas, con la permisividad con la que la recibe la sociedad en general. Eso ha hecho que desde hace unos años haya habido un repunte en el consumo de esta sustancia cuando ha estado prácticamente 20 años recluida a círculos marginales.

No quiero crear una alarma que, hoy día, no tenemos aún, los profesionales respecto a esta sustancia. Simplemente quiero dejar constancia de los hechos y recordar, que cuando el río suena, agua lleva. Y que espero que dentro de unos años no venga una riada. Feliz año a todos.

Más información en: UASA, Unidad de Atención y Seguimiento en Adicciones de las Cinco Villas. Calle Molino Bajo. 17, Ejea de los Caballeros. Teléfonos: 976677809 y 685909554. Correo electrónico: informaciondrogas@yahoo.es