Más de 25.000 españoles padecen al año Síndrome del Latigazo Cervical (SLC) que, a pesar de que la lesión es una patología benigna, tiene una gran relevancia por su frecuencia y repercusión social, dado el gran deterioro en la calidad de vida que provoca.

Se trata de una lesión osteomuscular provocada principalmente por un accidente automovilístico o un choque en deportes de contacto, aunque también puede ocurrir al lanzarse al agua, ya que se trata de una lesión por aceleración-deceleración.

De hecho, cerca del 98% de los esguinces cervicales se originan por accidentes de tráfico (entre el 20 y el 50% de estos accidentes causan el síndrome y se producen a velocidad inferior a 30 kilómetros por hora), pero también se produce al sufrir una caída violenta en la que se genere un estiramiento grande del cuello, en deportes como el fútbol, rugby, baloncesto y balonmano, entre otros.

El 50% de los pacientes tarda entre 1 y 3 meses en recuperarse, el 40% entre 3 y 12 meses mientras que el 10% restante sufre dolor crónico. En Europa el costo por baja e indemnizaciones por SLC alcanza la cifra de 10.000 millones de euros al año.

Los enfermos pueden experimentar dolor inmediato que indica una lesión anatómica. Hay que realizar estudio radiológico para descartar lesiones graves. El dolor puede aparecer tras el paso de horas o días, y se presenta en forma de dolor vertebral continuo, más agudo durante la noche, o dolor en el cuello que se incrementa con los cambios de postura, con sensación de tensión cervical, o bien quemazón que se agudiza al mantener posturas prolongadas y al final del día.

En traumatologia se considera que este síndrome es "el gran perjudicado, desconocido y olvidado". Incide más en jóvenes que en mayores; más en mujeres que en hombres y más en personas altas que en bajas. Además puede provocar la permanencia de los síntomas concretados en dolores intensos y continuados.

El cuadro sintomático es muy amplio y variado: dolores de cabeza en la frente y sienes, dolores alrededor o detrás de los ojos, trastornos visuales (se caen las letras del ordenador o de los textos), mareos, vértigos e inestabilidad, alteraciones en la audición, pitidos, zumbidos, ruidos y taponamiento en los oídos, fotopsias (lucecitas y estrellitas), se duermen las manos, ruidos al abrir o cerrar la boca, cansancio al levantarse de la cama, sensación de fatiga crónica, dificultad para abrir la boca del todo, angustia, trastornos de memoria...

Además, estos síntomas pueden desembocar en cuadros de ansiedad, llegando incluso a cuadros depresivos, ya que el paciente no puede vivir con el dolor, se siente incomprendido, está cansado de medicamentos, su entorno social, laboral y familiar está afectado y además no encuentra solución al problema. En casos extremos, además de lesiones musculares y de pequeñas hemorragias internas, puede producir hernias discales e incluso rotura de vértebras.

En el caso del Síndrome del Latigazo Cervical en los niños, las lesiones pueden ser mucho más graves, ya que estos son más proclives a padecer hemorragias internas porque los órganos vitales se pueden desprender con mayor facilidad.

Como sucede en las lesiones deportivas, los niños tienen mayor predisposición a padecer lesiones medulares, ya que las vértebras que sujetan sus cabezas tienen poca solidez hasta pasados los cuatro o cinco años de edad. A esto se suma la desproporción del peso de ésta con relación al de su cuerpo. Por ello, los expertos consideran que no es exagerado pensar que "un latigazo cervical en un adulto puede ser una tetraplegia en un niño".

Por todo ello, se considera que la prevención es la mejor manera de luchar contra este problema. En los accidentes de tráfico, además de la utilización del cinturón de seguridad, se debe colocar correctamente el reposacabezas que tiene que estar inclinado hacia delante y con su borde superior situado a la altura del límite superior del , y el asiento poco inclinado.

En el caso de los niños, se debe utilizar una silla homologada y acorde con las características físicas del menor, así como los cinturones de seguridad de los asientos traseros del coche.