El uso de bebidas alcohólicas es considerado normal, como un acto social, cultural y en muchas ocasiones gastronómico. Las bebidas alcohólicas están tan introducidas en nuestras costumbres sociales que tenemos una amplia tolerancia a su uso y consumo, sobre todo en momentos de ocio y fiesta.

La mayoría de las veces esta imagen positiva del alcohol nos hace olvidar las graves consecuencias que el consumo de estas bebidas ocasiona: accidentes de tráfico, peleas, problemas familiares, intoxicaciones graves, problemas orgánicos…

¿Cuándo una persona ha sobrepasado los límites de la normalidad en cuanto al uso del alcohol? ¿Cuánto es lo normal? Las campañas de prevención sobre el consumo de alcohol en los jóvenes no son del todo efectivas, ¿porque?

Si queremos reducir el consumo de alcohol en los jóvenes es necesario cambiar nuestra concepción sobre el ocio y el uso de bebidas alcohólicas. Es necesario sensibilizar sobre el riesgo del alcohol en la población. Debemos cambiar muchos de nuestros hábitos a este respecto y así conseguiremos modificar comportamientos. Los padres además de cuidar y proteger a nuestros hijos somos modelos de comportamiento, si los padres bebemos alcohol o tomamos otras drogas, estamos enseñando a nuestros hijos a hacer lo mismo, aunque les digamos que no deben hacerlo.

Mantenemos una ambigüedad con respecto a las bebidas alcohólicas que no se da con el consumo de otras drogas. Pasamos de considerar normal el inicio a edades tempranas con el argumento «déjalo es joven y todos lo hemos hecho antes», o «Tú nunca bebes alcohol, eres muy rara», pero ante situaciones de alcoholismo crónico sentimos rechazo y repulsa «Es una pena va todo el día bebido, qué vergüenza».

Nos olvidamos de que el alcohol es una enfermedad grave y que afecta a todos los ámbitos de la vida del alcohólico, en este punto la mayoría de las veces el alcohólico ha perdido el trabajo, la familia, sus redes sociales…, y el tratamiento es difícil y largo. Pero no imposible.

El problema del consumo de alcohol y otras drogas no es asunto que las administraciones puedan resolver por sí solas. Si toda la sociedad no somos conscientes de esto y actuamos conjuntamente no seremos capaces de resolver el problema y seguiremos banalizando los riesgos en los jóvenes y mirando para otro lado cuando hablamos de alcoholismo crónico.