El Santuario de Monlora, con la presencia de las Hermanas Claras, está recuperando las tradiciones franciscanas. El 8 de agosto se celebró el Tránsito de Santa Clara, una bella conmemoración de los tres últimos días y la muerte de la Santa. El relato, el mimo, la representación y la danza, sirven para recordar, y recibir la enseñanza de esta maestra medieval, Clara de Asís. En ello colaboraron niñas y jóvenes de Luna, Erla y Ejea.

El día 11, solemnidad de Santa Clara, después de la misa, se repartieron panecillos entre los fieles, recordando una amable florecilla franciscana: el Papa Gregorio IX fue a visitar a la hermana Clara. Cuando llegó el momento de bendecir el pan que los fieles llevaban a sus casas para quienes no podían asistir a la misa, el Papa quiso que los bendijera Clara. Y dice la Florecilla que cuando los bendijo, una cruz apareció grabada en cada panecillo. Las gentes los recibieron y se sucedieron prodigios.