Desde hace un tiempo ya considerable en la mayoría de las familias los videojuegos se han convertido en la forma de entretenimiento más importante para los pequeños de la casa.

Como casi todas las nuevas tecnologías los videojuegos tienen sus aspectos positivos pero también los negativos. Como sucedía anteriormente con el uso de la televisión, tendremos que aplicar una serie de criterios para convertirlo en un elemento que pueda ser útil y ayudar para una mejor educación de nuestros hijos.

El primer criterio a seguir es escoger el más adecuado y conocer sus recomendaciones de uso. Elegiremos videojuegos actos a la edad de los niños y con contenidos que se ajusten a los valores educativos que queremos trasmitir.

En segundo lugar debemos encuadrarlos en un tiempo de uso concreto. Se debe dejar claro desde el primer momento cuanto tiempo se estará jugando y, por supuesto, después de haber realizado tareas o deberes que el niño tenga que hacer de manera prioritaria.

Usados razonablemente, los videojuegos pueden tener efectos positivos sobre los niños ya que:

•Desarrollan el instinto de superación del niño.

•Aumentan su rapidez de razonamiento y estimulan su concentración.

•Desarrollan reflejos y agilidad mental y mejoran la coordinación manual.

•Si son juegos para varios jugadores pueden enseñarles a trabajar en equipo.

•Si los jugamos en familia pueden ayudarnos a mejorar las relaciones y la comunicación.

Como aspectos negativos tenemos que vigilar que no sea la única forma de jugar del niño, ya que existe riesgo de aislamiento, así como que acabe convirtiéndose en un problema que genere ansiedad y que no le permita desarrollar habilidades de relación.

Por supuesto, si son juegos que suponen conectarse a internet o si se juega con otras personas, los padres deben de supervisar cómo y con quién se hace y vigilar que no se den datos comprometidos.

No debemos olvidar tampoco que la gran mayoría son actividades sedentarias que pueden favorecer la obesidad y la apatía. T