La historia inmediata de Yesa se remonta hasta principios del siglo XX. El Plan Aragón tenía como consecuencia directa la construcción del Pantano de Yesa (1926) y el Canal de las Bardenas (1924). Así pues, en 1959 se inauguraron las dos obras. El pantano tenía 470 hectómetros cúbicos, el Canal contaba con 150 kilómetros de longitud, y ambos suponían el regadío de 97.300 hectáreas y una revolución económica y social para la zona de las Cinco Villas.

Hoy en día, el pantano, así como los múltiples proyectos, son la salida a las necesidades industriales y de regadío que aseguran el futuro de la comarca de las Cinco Villas. Con esta idea, en 1992 se firmaba en Aragón el Pacto del Agua dentro del cual se encontraba la reforma del pantano de Yesa. El proyecto debía aumentar su cota de 489 metros hasta los 521 y se inundarían 2.097 hectáreas. De esta manera se permitiría incrementar la capacidad de los actuales 446,9 hectómetros cúbicos a los 1.525. Todo esto suponía elevar la altura de la presa de los 78 metros hasta los 116,7 metros que tendría la nueva. El presupuesto para las obras era de 18.889 millones de las antiguas pesetas, y deberían llevarse a cabo en un plazo de 5 años. Las empresas adjudicatarias fueron ACS, Ferrovial y FCC. Todo el proyecto estaba creado con el fin de satisfacer las necesidades de abastecimiento y regadío. Además, permitía llevar agua hasta Zaragoza.

Pero las polémicas se sucedieron y las discusiones se mezclaron con los debates y la crispación pública del Plan Hidrológico Nacional. De esta manera, se configuraban diferentes afectados entorno al recrecimiento de Yesa. Los pueblos de la montaña veían amenazados de inundación sus territorios, mientras que las necesidades en las Cinco Villas eran cada vez más patentes. En la actualidad el tema sigue bloqueado: Yesa no avanza debido a los obstáculos. Las obras deberían haber avanzado mucho más, pero todo sigue casi igual. La historia continúa.