Los 4,5 millones de euros consignados para iniciar en el 2015 el desdoblamiento de la N-232 entre Gallur y Mallén, junto a la apuesta por el modelo alemán para ejecutar el tramo Figueruelas-Gallur --que aplaza a la finalización de la obra el momento de empezar a pagar-- es la noticia más positiva que han traído para Aragón las cuentas del Ministerio de Fomento para el 2015, junto a la previsible finalización del tramo Ráfales-límite provincial con Castellón, en esa misma A-68 pero en la provincia de Teruel.

La inversión prometida debería ser más que suficiente para iniciar las obras del desdoblamiento de la N-232. Pero solo entre Mallén y Figueruelas, el que más siniestralidad registra. Un avance, con los primeros 4,5 millones de inversión directa y la promesa de una colaboración público-privada que contrasta con el mensaje que se traslada a los municipios que también ansían convertir la carretera nacional en autovía entre El Burgo de Ebro y Valdealgorfa, y desde allí al Mediterráneo. Solo tienen 200.000 euros. Al menos el tramo Ráfales-límite provincial con Castellón ha obtenido 6,8 millones con los que se prevé finalizar una obra que lleva más de 20 años apareciendo en los presupuestos.

Sin embargo, en las cuentas estatales llama la atención que se vaya a destinar más dinero a la subvención de peajes que a la ejecución de obras. Más de 6,5 millones de euros para permitir las bonificaciones actuales en los trayectos de ida y vuelta en el día para liberar de tráfico carreteras convencionales en las que no se impulsan obras. Más dinero para las concesionarias que para solucionar el desdoblamiento.