En el mismo día, en el que comenzaban las fiestas en honor a San Pedro en su Cátedra el paisaje se vistió de blanco. Desde la madrugada la nieve cayó de manera ininterrumpida hasta más allá de las tres de la tarde del viernes 20 de febrero.

Los quintos de 2004, más que valientes se convirtieron en héroes candidatos a un soberbio resfriado. Ellos, fueron los únicos que estoicamente aguantaron todo lo que les cayó encima durante toda la jornada sin inmutarse. Los quintos realizaron la tradicional fiesta recorriendo todo el municipio.

La concejalía de cultura y festejos tuvo que trastocar a última hora toda la programación prevista para el viernes 20. La nieve y la lluvia hicieron imposible la celebración de la fiesta infantil, y del baile verbena en la plaza. Así, ambos espectáculos tuvieron que ser trasladados, bajo cubierto, al pabellón municipal de deportes.

El sábado 21 de febrero, con el cielo encapotado y gris, se pudo celebrar en la plaza el acto que convocaba de nuevo a toda la chavalería. La respuesta no se hizo esperar y todos de nuevo disfrutaron de reparto de chuches, salida de los cabezudos y diversos actos.

Eso sí, el domingo 22 de febrero, día de la Cátedra, un sol dorado y radiante lució desde primeras horas de la mañana. Con frío, pero con la alegría que ofrece la serenidad de un día sin viento y con sol, la jornada animó a todos quienes en los días anteriores no habían podido salir a disfrutar de las fiestas lo pudieran hacer en esta ocasión.

Este fue el día en el que se celebró la tradicional misa a la que asistió la corporación municipal. Además, la asociación de mujeres M Domínguez, invitó como es tradicional vermouth.

ISABEL SAUCO