El pasado 18 de junio, al término del curso escolar, el pueblo de Remolinos se volcó en un homenaje institucional a Alfredo Merino quien durante 33 estuvo al frente como profesor y director del Colegio Público Alfredo Muiños. El profesor dedicó su tiempo a niños de edades comprendidas entre 6 y 14 años, actualmente hasta los 12 con los nuevos planes de estudio. Llegó a tener en sus aulas a diferentes hermanos de una misma familia.

El homenaje comenzó por la mañana cuando el APA y los niños le hicieron entrega de su afecto y algunos regalos. Pero sólo era un aperitivo de lo que se desarrolló por la tarde cuando en la Sala Goya de la Casa de la Cultura de Remolinos se congregaron más de 300 personas para mostrar su cariño y reconocimiento a Alfredo Merino. Entre los presentes se encontraban el alcalde de la localidad de Remolinos, Alfredo Zaldívar, o el inspector de la Diputación Provincial en materia de Educación, Ismael Guallar, entre compañeros de los años de docencia y vecinos.

En este acto vespertino se hizo entrega a Alfredo Merino de una placa y unos gemelos como señal del gran afecto y estima que le tiene el municipio por haber desarrollado allí una gran labor educativa.

El bonito y entrañable homenaje terminó con un aperitivo en el que las numerosas personas presentes pudieron ir conversando distendidamente con el emocionado profesor. Alfredo Merino reconoce que le ha sido imposible ponerse en contacto "con todas las personas de las que he recibido tan numerosas muestras de amistad, afecto y cariño" con motivo de su jubilación.

En una reciente carta al alcalde, el profesor homenajeado quiso hacer llegar sus palabras de agradecimiento "a todos en general, y a los que no pudieron asistir físicamente pero que ´estaban´ con nosotros, por el emotivo y entrañable acto que me dedicaron". Además asegura que "iniciativas de este tipo son las que dan verdadera categoría a una población y demuestran la calidad humana de sus habitantes". Tanto la familia del profesor como él mismo aseguran sentirse muy orgulloso de pertenecer a Remolino ya que saben que como tales les consideran.

El agradecido profesor seguirá viviendo en Remolinos donde ha echado sus raíces, entre su gente, entre sus amigos.