El mes de febrero siempre estará unido en las mentes de los vecinos de la Ribera Alta del Ebro a la crecida histórica del Ebro, un hecho que provocó gran incertidumbre durante cinco días en los municipios ribereños y que obligó a los vecinos de Pradilla de Ebro a abandonar sus hogares durante varios días. De la gran avenida que se produjo del 6 al 11 de febrero del 2003, la mayor en los últimos 40 años, aún quedan huellas en los municipios y durante los doce meses que han transcurrido, los vecinos y autoridades municipales de las poblaciones afectadas han alzado su voz sobre la lentitud de las ayudas prometidas por la Administración Central, las valoraciones a la baja de los daños privados y, sobre todo, la falta de medidas de prevención necesarias para evitar el aumento del caudal que cada inicio de año conlleva el Ebro. Otros temas de los que se quejan los afectados son la lentitud en la reparación de las infraestructuras hidráulicas o la tan solicitada limpieza de las riberas del Ebro.

Las inundaciones afectaron a unas 10.405 hectáreas de la ribera del Ebro. Pero también a viviendas, infraestructuras municipales, carreteras, caminos, motas y diques, acequias y sistemas de riego. Desde Novillas a Quinto, 52.000 habitantes, más los de Zaragoza capital, observaron atónitos cómo el caudal subía hasta la cota máxima de más de 3.000 metros cúbicos por segundo.

Desde las poblaciones afectadas, se está en parte de acuerdo con que la mayoría de las obras se han ejecutado, aunque la mayor afectada, Pradilla de Ebro, continúa recuperándose del desastre acontecido en febrero del 2003. A nivel personal, cabe destacar que aún hay en el municipio tres familias que no han podido volver a sus hogares, que amenazan. Como comenta el alcalde del municipio, Luis Eduardo Moncín, "las tramitaciones para recibir el dinero por las viviendas van a un ritmo muy lento"1. En cuanto a las calles afectadas por la crecida del Ebro, el edil pradillano destaca que "se han ejecutado tres vías, se están realizando dos en la actualidad y aún quedan dos por acometer, debido, en parte a la tardanza de las ayudas del gobierno central; llevamos todo el año en obras y, si volviera a llegar una crecida, ni siquiera nos habríamos recuperado de la anterior". Por otro lado, y como comenta el edil aún faltan por construir cerca de un 15% de las acequias y el 80% de los agricultores no ha podido regar sus tierras. También se queja del retraso de las ayudas estatales Nicolás Medrano, alcalde de Cabañas, que continua requiriendo la limpieza de la ribera.

En Remolinos, el casco urbano se salvó aunque el mayor afectado fue el campo. Según explica Alfredo Zaldívar, "no nos podemos quejar aunque aún se ha de ejecutar el 25% de las infraestructuras dañadas".

En Torres y Alagón, los daños se centraron también a los campos y afectaron a las infraestructuras de canalización. Según comentan los dos ediles, las ejecuciones, en gran medida, se han llevado ya a cabo.