Las inundaciones que en el mes de septiembre del 2002 sufrió el municipio de El Burgo de Ebro, y que afectaron fundamentalmente al polígono industrial de La Noria dañando diversas infraestructuras, fueron el acicate para que, unos meses más tarde, el ayuntamiento de esta localidad aprobara la solicitud de un estudio técnico sobre el peligro de inundación y desprendimientos que padecen varios barrancos o vales del municipio.

Dicho trabajo, ya concluido, está en estos momentos en manos del consistorio municipal, quien, en base a su contenido, está realizando en la actualidad las diligencias administrativas precisas para obtener subvenciones con las que solventar este grave problema.

El estudio, cuyo título reza Protección de avenidas en los barrancos de El Burgo , ha sido realizado por Enrique García Vicente, ingeniero de caminos, canales y puentes, y Jesús Mateo Lázaro, geólogo, bajo la dirección de Gonzalo López Pardos, asimismo ingeniero. En el trabajo se plantean dos objetivos, uno de ellos determinar si los barrancos sobre los que se efectuó el análisis, los denominados Palacín, Valpodrida o Valdemoracho, que afectan a la zona industrial del municipio y Valdevares, que repercute sobre la urbanización Virgen de la Columna, suponen un riesgo para El Burgo. La otra cuestión que se aborda son las posibles soluciones para reducir este peligro.

La primera de estas cuestiones obtiene una respuesta afirmativa, como de hecho ya han podido comprobar los vecinos de El Burgo de Ebro que padecieron las citadas inundaciones. Los parajes estudiados, situados en la margen derecha del Ebro, en el tramo medio de este río, son barrancos con una cuenca muy marcada que se diluye al llegar al aluvial del río y que, en los últimos años, han sufrido un acusado cambio climático asociado con la perdida de suelo, lo que implica un grave riesgo de avenida si se producen tormentas.

En cuanto a la solución que puede darse al problema, el análisis técnico propone cuatro posibles proyectos, dos de ellos dedicados a los parajes de Palacín y Valpodrida, y otros dos a Valdevares. En cualquiera de los cuatro casos, la solución al peligro de avenidas consiste en la construcción de un canal de anchura y altura variables en función de la pendiente de la zona del caudal circulante en cada tramo. La diferencia fundamental entre ellos es el diferente trazado que se ha escogido según se trate de una u otra propuesta, lo que también repercute en el coste final de la obra que para los dos primeros vales superará en cualquier caso el medio millón de euros, y para el tercero rondará en ambos proyectos el millón de euros.

Hay que señalar que todos los trabajos propuestos en el estudio incluyen una partida presupuestaria destinada a la integración ambiental y paisajística del canal, ya que este puede servir como corredor verde cuando no exista en el mismo alerta por avenidas.

GLORIA ABADIA