Dado la importancia de este hallazgo y la numerosa gente que me ha preguntado, quiero explicar este encuentro. Todo comenzó una tarde de Septiembre cuando fue encontrada en Gelsa una tortuga junto al Pabellón. Un grupo de niños jugaban por el parque cuando alertaron a sus madres de algo extraño que se movía, las madres sorprendidas por el tamaño del animal vieron que era una tortuga grande y rara comparada con las que conocemos por aquí. Rápidamente fui avisado por una de las madres y vi que se trataba de una tortuga, con un diámetro en concha de cuarenta centímetros y un peso de nueve kilos, de la especie "mordedora americana" (chelydra serpentina). Se trata de una especie protegida que ha podido entrar en España por el comercio ilegal. Esta hembra, de unos quince años de edad, se la entregue al agente forestal Joaquín Tena, que se encargo de llevarla al Centro de la Alfranca. Esta tortuga mordedora, de agua dulce. es de las más grande que se conocen, ya que puede alcanzar hasta cincuenta kilos y una esperanza de vida entre treinta a cuarenta años.

Este hallazgo único en Aragón y por supuesto en Gelsa fue muy relevante. Para los que no tuvieron la ocasión de verla les diré que su caparazón es aplanado con escudos rugosos y terminados en un ápice levantado. La cabeza es voluminosa cubiertas por verrugas. Patas robustas, con fuertes garras. La cola extremadamente larga con una serie de picos, con formas de espinas o placas. Las extremidades posteriores son más largas que los anteriores, y provistas de membranas desarrolladas, uñas gruesas y largas. Esta especie posee cinco dedos en las extremidades anteriores y cuatro en las posteriores. Es un animal de hábitos nocturnos, prefiere mantenerse enterrada en el fondo esperando a sus presas y habita casi todo el tiempo en el agua, y al enterrarse en el fango deja descubierta parte de su cabeza para cazar y respirar. Come todo lo que se le pone a su alcance desde carroña, peces vegetales, hasta aves anfibios reptiles y pequeños mamíferos.

Su manejo debe hacerse cuidadosamente, ya que sus movimientos son rápidos, puede extender y girar el cuello con la boca abierta por encima de su caparazón, personalmente pude ver este movimiento, y difícilmente se le puede obligar a soltar una vez que ha mordido. Los machos alcanzan la madurez sexual a los cuatro años, y las hembras a los seis o siete. El periodo reproductivo es de abril a noviembre y la temperatura de incubación determinará el sexo de las crías. Si las condiciones climáticas no son favorables, el desarrollo de los embriones se interrumpe y las crías no nacerán hasta la siguiente primavera.

JAVIER GONZALVO ABADIA