Automóviles recién salidos de fábrica que provocan accidentes mortales por fallos mecánicos, electrodomésticos peligrosos, alimentos dañinos, actuaciones fraudulentas de organismos públicos, fraudes en contratos y cláusulas abusivas para los consumidores. Estos son sólo algunos de los objetivos que han perseguido las organizaciones de defensa de los consumidores desde su creación. El pasado 15 de marzo se celebró el Día Mundial del Consumo y conmemora un discurso del presidente estadounidense J. F. Kennedy del 15 de marzo de 1963 en el que, por primera vez, se aludió a los derechos de los consumidores. Kennedy presentó al Congreso de su país la necesidad de reconocer el derecho a la seguridad en los productos de consumo, a la información, a elegir entre una variedad de productos y servicios competitivos y a ser escuchado en la formulación de políticas en la materia.

En 1985, la ONU aprobó la resolución que estableció las directrices para la Protección del Consumidor, que incluye los siguientes derechos: protección de los consumidores frente a los riesgos para su salud y seguridad, protección de sus intereses económicos, acceso a información adecuada, educación del consumidor, posibilidad de compensación efectiva y la libertad de constituir grupos u otras organizaciones de consumidores para ser representados y escuchados. Las demandas de los consumidores deben ser claves en las decisiones políticas que tengan que ver con transacciones comerciales entre empresas y consumidores. No puede haber comercio sin consumidores.

Las reclamaciones de los consumidores han ido cambiando. Las más recientes se centran en abusos y robo de datos personales. En el 2003, cerca de 500.000 consumidores informaron de pérdidas superiores a los 312 millones de euros, según un informe de la Comisión Federal del Comercio publicado en enero del 2004.

Sin embargo, el movimiento de los consumidores empezó mucho antes en Estados Unidos, la cuna del consumo a gran escala. El primer paso fue la creación en 1906 de la Agencia de Alimentos y Medicamentos, cuyo objetivo era y es autorizar la comercialización de alimentos y medicinas después de pasar las correspondientes pruebas. En los años 20 muchos americanos adquirieron nuevos productos de última tecnología para la época como coches, frigoríficos, lavadoras. Los consumidores no podían probar estos productos antes de comprarlos, a pesar de que eran caros y podían ser peligrosos. Además en esa época los consumidores se convirtieron en el objetivo de los anunciantes de prensa y radio, lo que promovió que las empresas empezaran a dar valor a los consumidores.

Más tarde surgió Consumer Union, una organización independiente cuyo objetivo era analizar productos, los resultados de sus pruebas aparecían en su propia revista que en 1936 tenía 4.000 suscriptores. Hoy en día tiene 4 millones de ejemplares en circulación.

Ralph Nader fue el primero que saltó a la fama como defensor del consumidor. Publicó un libro "Un safe at any Speed" en 1965 donde aseguraba que el Corvair, un modelo de coche de General Motors, alegando que un fallo en la suspensión trasera del coche podía provocar el vuelco, un defecto que calificaba de "uno de los actos de irresponsabilidad más importantes de la Historia". El libro se convirtió en un éxito de ventas y llevó el tema de la seguridad de los automóviles al centro de debate público, lo que dio como resultado nuevas leyes en la seguridad de los automóviles.

Nader también fundó la organización Public Citizen, en 1971, hoy día una de las más importantes y conocidas en EE.UU por sus logros en defensa a los consumidores. Por ejemplo, en 1972, presentó una demanda contra las compañías aéreas por el sistema overbooking y consiguió un nuevo sistema de compensación para los pasajeros, en 1976, una demanda suya impulsa prohibición del uso de un cloroformo cancerígeno en medicamentos contra el catarro y en pastas de dientes. En 1980 publicó una guía de medicamentos ineficaces, tres años más tarde publica otra guía para que los ciudadanos puedan defenderse a sí mismos sin contratar un abogado. En 1990 publicó "¿Quién robó América?", sobre el escándalo de los depósitos y préstamos bancarios que costaron a los contribuyentes millones. Su última actuación más conocida fue en el 2000, que lidera la coalición que reclama la retirada de neumáticos Firestone.

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