Es importante que pongamos en práctica la consigna de las tres R, reducir, reutilizar y reciclar, en este orden de importancia. Las sociedades humanas siempre han producido residuos, pero es ahora cuando el volumen de las basuras ha crecido de forma desorbitada. Además se ha incrementado su toxicidad hasta convertirse en un gravísimo problema.

Las reservas naturales de materias primas disminuyen mientras los costes de su extracción aumentan. Estamos inmersos en la cultura de usar y tirar, y en las basuras de cada día están los recursos que dentro de poco echaremos en falta. Cada ciudadano genera por término medio un kilo de basura al día. Estas basuras domésticas (o Residuos Sólidos Urbanos, RSU) van a parar a vertederos donde se entierran y tardan décadas o milenios en degradarse. Incinerarlos tampoco es la solución, ya que emiten contaminantes muy tóxicos para la salud y el medio ambiente.

Todos estamos de acuerdo en que el planeta se está degradando a un ritmo vertiginoso. En mi humilde opinión los culpables somos todos los que lo habitamos y lo utilizamos para nuestro provecho. Debemos cuidar el medio ambiente y la naturaleza, pues nos da todo lo que tenemos y debemos respetarla poniendo nuestro granito de arena para un mundo más limpio.

Reciclamos las basuras mal. Existen contenedores específicos para plásticos, papel y cartón, vidrios y pilas, así que no tenemos ninguna excusa para tirar todo mezclado. Con los vidrios se comete el disparate de tirarlos como si fuese basura. Las pilas son muy contaminantes, debido al mercurio y otros metales pesados que contienen, especialmente las pilas-botón.

En lo que se refiere a residuos peligrosos, buena parte de los desinfectantes, limpiahornos, lejías, detergentes, desengrasantes, blanqueadores, desatascadores, y demás productos de limpieza que se consumen en el hogar terminan en el desagüe contaminando gravemente las aguas residuales y dificultando su tratamiento en las depuradoras. La chatarra informática, se estima ya en unas 40.000 toneladas anuales y tiene un gran potencial contaminante. En la composición de un ordenador podemos encontrar platino, baterías, cobre, o incluso mercurio. Todavía no hay una normativa clara sobre quién y cómo debe recogerse y reciclarse.

Este es a grandes rasgos el panorama de los RSU, pero no hay qué desesperanzarse. Actualmente disponemos de mecanismos para recuperar los producidos, para que las cosas cambien los ciudadanos tenemos que responsabilizarnos de las buenas costumbres de reciclar.

JAVIER GONZALVO ABADIA