Una colisión entre dos tráilers en la nacional II, ocurrida el 22 de junio, obligó a desviar los vehículos por el casco urbano de Villafranca de Ebro provocando un monumental colapso.

Desde las 9 de la mañana y durante dos horas, la circulación en el casco urbano se convirtió en un auténtico caos. "Los camiones ocupaban toda la calzada, y el tráfico estaba completamente colapsado", asegura el alcalde de Villafranca, Carmelo Bes.

Ante la densidad de tráfico de esta carretera por donde circulan alrededor de 5.000 vehículos diarios, Tráfico decidió abrir un camino alternativo de dos kilómetros de longitud lo que conllevaba atravesar Villafranca de Ebro.

Sin embargo, esta medida provocó que las calles de Villafranca, que no están preparadas para acoger este tráfico masivo, se vieran colapsadas durante la mañana ante la sorpresa y el estupor de los vecinos. Además de las molestias y el consiguiente riesgo para los peatones, según explicó el alcalde de la localidad de Villafranca, la circulación del tráfico pesado puede dañar la pavimentación y la red de tuberías de estas avenidas.

De hecho, y como señala Carmelo Bes, "raro es el día en que no se produce ningún accidente en esta carretera, y muchos de estos son mortales". El término municipal de Villafranca de Ebro es uno de los puntos con mayor circulación ya que no tiene acceso a la autopista de Cataluña y al tráfico habitual se une el de los polígonos industriales cercanos.

Para el representante local, esta circunstancia provoca numerosas situaciones de riesgo para sus vecinos. "En el tramo hasta Alfajarín (a 10 kilómetros) y a Pina de Ebro (a 20 kilómetros) donde se encuentran los accesos más cercanos a la autopista se producen continuos problemas y hay vecinos que ya han tenido incluso dos accidentes en este tramo", afirma el alcalde que, además, asegura que se están preparando nuevas movilizaciones en la zona para reivindicar el desdoblamiento de la carretera, e incluso los afectados amenazan con cortar la carretera y la autopista.