El muro lateral de la iglesia de Villafranca de Ebro, el correspondiente a la capilla del Confesionario, está en reparación. Los trabajos, que está ejecutando una empresa especializada, se dirigen a la erradicación de las humedades y a la posterior rehabilitación de algunos elementos de sujeción del mismo (contrafuertes exteriores).

Estos trabajos, que ascienden a 54.000 euros, están subvencionados por la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) -dentro de sus planes bienales- en un 60%. Así, 32.400 corren a cargo de la citada institución, mientras que el 40% lo aportan el ayuntamiento villafranquino y el arzobispado de Zaragoza.

Las obras corresponden a una cuarta fase de trabajos que llevan desarrollándose desde hace dos años.

Con anterioridad se han rehabilitado otros elementos de esta construcción barroca. Por ejemplo, se llevó a cabo una intervención en las cúpulas de cierre, aunque estos elementos "no se acabaron en su día y tendremos que seguir trabajando en ello. Por ello, hemos solicitado financiación a la DPZ para poder acometerlos", explica el alcalde de Villafranca, Carmelo Bes.

Monumento con historia

El templo de Villafranca de Ebro es una joya del barroco aragonés que destaca del resto del caserío villfranquino por su altas cúpulas metálicas. La construcción, del siglo XVI, tiene su origen en la historia del marqués de Villafranca, mecenas de la construcción que servía como iglesia al palacio, también patrocinado por el noble.

De su estructura destaca la elegancia de la fachada en la que se dibujan los típicos entrantes y salientes confeccionados con los sillares, que le proporcionan plasticidad y vistosos juegos de luces. Se trata de una característica propia de los palacios italianos, referencia para muchas construcciones españolas de la época.

NURIA ASIN