José Ramón Ayllón Guerrero, reciente ganador del Miguel Labordeta de Poesía 2016, con su poemario Climogramas de Estación Emocional, presentó en Calatorao su novela Castillo de Tierra. El acto tuvo mucho de simbólico por las características y circunstancias que concurrieron en el mismo.

Ayllón se presentaba por primera vez en su pueblo, Castillo de Tierra es su primera novela y ese título enlaza con el nombre de la localidad en árabe Calat al Turab (Castillo de Tierra). El marco de la presentación fue el salón de actos Alfredo Longares de la Casa de las Asociaciones, que forma parte del edificio reformado de las antiguas escuelas donde el poeta aragonés aprendió sus primeras letras y la decoración de la sala, realizada por Luis Gracia componente del Club de Lectores de Calatorao, estuvo inspirada en los paisajes que Ayllón relata en el libro y que recuerdan los ambientes que de joven vivió en Calatorao.

Desde el principio, el acto estuvo lleno de emociones más o menos contenidas. La concejala de Cultura del ayuntamiento, Pili Lázaro, los componentes del Club de Lectores, amigos del poeta y vecinos de su calle de toda la vida quisieron acompañarlo en ese striptease emocional que este acto supuso para él.

«No me imaginé que esto iba a ser así. Cuando he llegado a la vieja escuela me he encontrado esta decoración y he empezado a ver a la gente; algo se me ha removido por dentro. He realizado muchas presentaciones pero ésta ha sido algo muy diferente. Realmente me ha conmovido», afirmó el poeta.

La presentación de Castillo de Tierra se convirtió en pura poesía; la voz grave del poeta sobre la proyección de una colección de imágenes que acompañaban la exposición, introdujeron a la audiencia en un clima de emoción que reflejaba la admiración hacia Ayllón y la sorpresa de encontrar un relato totalmente poético en unos textos escritos en prosa.

La finalización de este libro ha supuesto para José Ramón Ayllón «un gran esfuerzo». «Tenía unos textos escritos desde hace muchos años, un relato corto que se quedó en los cajones y que ahora me animé a terminar. Para mí ha sido complejo porque mi campo es la poesía».

La tertulia posterior, en la que Ayllón enfatizó una vez más que ser poeta es una actitud ante la vida, se llenó de recuerdos que compartió con sus amigos y vecinos. Mari Cruz Ibarra le ofreció unas líneas de reconocimiento y Luis Gracia desglosó el por qué de la decoración que acompañaba la sala. De nuevo, la voz profunda del poeta emocionó a la concurrencia en una sala en penumbra recitando versos de sus trabajos Geografía ausente y Con las raíces hacia arriba.

A una larga sesión de firma de sus libros siguió un animado encuentro, compartiendo recuerdos, historias vividas en su época de juventud y proyectos de nuevos encuentros, animado todo por un excelente cóctel de productos de la tierra elaborados con la complicidad del Club de Lectores de Calatorao. T