La apertura de las piscinas municipales de Salillas de Jalón este verano trajeron como novedad la instalación de un nuevo clorador salino en el que el ayuntamiento ha invertido 3.000 euros.

Hace más de 10 años el consistorio optó por este novedoso sistema de depuración del agua de la piscina y esta temporada procedió a renovar los equipos de cloración. Con este sistema, a diferencia de una piscina tradicional donde se echa cloro directamente, las piscinas de agua salada emplean cloradores salinos, aparatos que, integrados en el sistema de filtrado, aprovechan la sal para generar cloro gaseoso mediante electrólisis, que se disuelve de inmediato en el agua y la desinfecta.

Para aquellas personas preocupadas por la preservación del medio ambiente conviene aclarar que este sistema genera hipoclorito que, cuando se descompone, se vuelve a convertir en sal, siendo por tanto un ciclo totalmente ecológico y respetuoso con la naturaleza. También hay que tener claro que el nivel del sal de las piscinas saladas es muy inferior al nivel de sal del agua de mar; concretamente estamos hablando de una décima parte o menos. La sal empleada es cloruro de sodio, es decir, sal común como la que se puede tener en el salero de mesa.

Cuando se optó hace años por este sistema, el Ayuntamiento de Salillas de Jalón valoró como una de sus ventajas el ahorro de dinero, tanto en el mantenimiento como en productos químicos. Al mantener unos niveles estables, el consumo de producto químico se reduce, y al automatizar el proceso se ahorra en horas de trabajo y en personal, y al no tener que manipular el cloro directamente se reduce el riesgo de accidentes. Por otro lado, el agua no huele a cloro y se ha dicho adiós a las irritaciones de piel y ojos y a los cabellos dañados.

Además, a todas estas ventajas hay que sumar el ahorro en agua ya que no es necesario renovar diariamente tanta cantidad como en las piscinas con cloro químico. Y respecto de la sal, si bien el agua se evapora, la sal no. La única perdida de sal que se produce es cuando se entra y se sale de la piscina. Así, aunque hay que añadir periódicamente algo de sal, el coste de mantenimiento es muy bajo.

Todas estas razones fueron las que en su día llevaron al Ayuntamiento de Salillas de Jalón a optar por la instalación de este sistema, novedoso en Aragón y que, aunque requirió de un importante coste de instalación inicial, ha supuesto una rentable inversión para el municipio, ya que, a largo plazo, los salillenses cuentan con un agua de más calidad y, a su vez, se ha reducido el gasto de productos químicos. T