S egún el informe anual del Sistema Nacional de Salud, el dolor de espalda y más concretamente el dolor lumbar crónico se sitúa en el primer lugar de la lista de problemas de salud más frecuentes en la población española. Hasta un 80% de la población va a sufrir lumbalgia en algún momento de su vida, mientras que el dolor de espalda crónico (con duración superior a 3 meses) afecta al 18,6% de la población adulta y tiene mayor prevalencia entre las mujeres.

Esta dolencia supone un deterioro de la calidad de vida de quienes lo padecen y además es la principal causa de absentismo laboral en nuestro país. Se ha estimado que el gasto que generan las lumbalgias oscila entre el 1,7% y el 2,1% del PIB, lo que equivale a unos 16.000 millones de euros anuales.

Entre los factores de riesgo que aumentan las posibilidades de sufrir dolor de espalda, se encuentra el sedentarismo. Esto es debido a que la inactividad física conlleva una atrofia de la musculatura dorsal, que provoca que estos músculos no sean capaces de soportar los esfuerzos diarios y se sobrecarguen y contracturen con facilidad. Además, al existir un déficit de masa muscular, la protección de los discos intervertebrales y de las demás estructuras de la columna vertebral es menor.

Imaginemos que la musculatura del tronco son pilares y la columna vertebral es un edificio. Si los pilares no son los suficientemente fuertes, la estructura del edificio puede verse afectada.

Para reducir el riesgo de padecer episodios de dolor de espalda, el ejercicio físico ha demostrado ser una terapia muy eficaz, ya que a través de éste se fortalece la musculatura de la espalda y del abdomen y se mejora la estabilidad del tronco, contribuyendo a crear un cinturón natural que reduce el estrés soportado por la columna vertebral.

Para maximizar los beneficios de la actividad física, sería conveniente combinar el ejercicio aeróbico (nadar, correr o andar) con ejercicios de fortalecimiento muscular (de los abdominales, paravertebrales, oblicuos, transverso y dorsal).

Si al ejercicio físico le sumamos prácticas de educación/higiene postural, conseguiremos que la incidencia del dolor de espalda disminuya todavía más.