Agua y granizo cayeron en el casco urbano con la misma virulencia que en las zonas de cultivo.

Lunas de coches y tejados de uralita rotos fueron el resultado del granizo caído en el casco urbano de Ricla, donde no hubo que destacar inundaciones graves. "Los sistemas de evacuación de aguas instalados recientemente en las calles Barrio Santo, San Antonio y Arrabal ha funcionado bien", apuntaba el primer edil, Galo Romeo, en referencia a las zonas donde se han producido inundaciones en otras ocasiones, como en 1999.

En La Almunia, los bomberos tuvieron que intervenir para achicar agua en el cuartel de la Guardia Civil y, en Calatorao, los servicios provinciales de bomberos tuvieron que sacar agua de una nave situada en la calle Ramón y Cajal. La travesía de la carretera A-122 y varios garajes de unas viviendas de reciente construcción también se vieron afectados por las inundaciones.

La gran cantidad de lluvia que cayó durante más de media hora en los tres municipios puso a prueba los sistemas de evacuación que, en algunos casos, quedaron obstruidos por la hojarasca. En La Almunia, los vecinos tuvieron que limpiar y levantar las alcantarillas de la calle Cabañas, adornada con ramas con motivo de la romería, para evitar la obstrucción.

Más dificultades tuvieron en la intersección de la calle Felipe V con la carretera de Ricla. Unos quince vecinos de la zona instaron al alcalde de la localidad, Victoriano Herraiz, a buscar una solución ante la continua inundación de las plantas bajas de las viviendas en este punto. El primer edil se comprometió ante los vecinos a solicitar el permiso a la DGA para construir un sifón que permita pasar el agua desde esta calle por debajo de la carretera de Ricla, ya que la altura del asfaltado es el origen de estas continuas inundaciones.

El alcalde anunció que, a finales de septiembre, también empezarán las obras en el Barrio de San Antonio donde se van a invertir 160.000 euros en "cambiar el sentido de los vertidos" para evitar que las aguas de tres vías desemboquen en una misma calle y, en consecuencia, evitar las inundaciones.

C. V.