Por segundo año consecutivo, Jesús Bazán, alcalde de Épila desde junio de 2015, cumplió con una tradición ancestral y única de la Semana Santa de este municipio que se remonta a hace más de 400 años y que consiste en el ‘encierro del alcalde’.

Y es que no todo son tambores, bombos, terceroles y nazarenos en la Semana Santa aragonesa y Épila es una prueba de ello.

Esta tradición se remonta a mediados siglo XVII, cuando el Justicia de Épila recibió, en recompensa a su buen hacer con los bienes eclesiásticos de la villa, el privilegio de guardar las llaves del Sagrario durante la Semana Santa. De esta forma, tras los oficios del Jueves Santo, Jesús Bazán, recibió la llave del Sagrario y acompañado por la Corporación municipal se trasladó hasta su casa donde permaneció encerrado hasta el Viernes Santo. En su desplazamiento también participaron numerosos vecinos que quisieron acompañarlo y a los que agasajó con vino y pastas.

Bazán volvió a salir el Viernes Santo cuando recorrió los monumentos y asistió a los oficios para devolver la llave al párroco de la localidad.

Y aunque este es el principal hecho diferencial de la Semana Santa epilense, la localidad también ha vivido estos días procesiones como el Vía Crucis del Jueves Santo, la solemne procesión del Santo Entierro el Viernes Santo o la procesión de la Resurrección y Santo Encuentro el Domingo de Resurrección.

ESPACIO JOVEN

Por otra parte. desde el Ayuntamiento de Épila se ofertó durante la Semana Santa el servicio del Espacio Joven que abrió las mañanas de las vacaciones escolares los días 10, 11, 12 y 17 de abril con actividades dirigidas a niños de entre 3 y 12 años.

Un servicio para el que se requirió inscripción previa y con el que el consistorio busca facilitar a los vecinos la conciliación de la vida laboral y familiar durante las vacaciones escolares. T