Del 1 al 5 de febrero, Santa Cruz de Grío vivió sus días grandes en honor a su patrón San Blas. Unas fiestas que comenzaron con el tradicional encedido de la hoguera con reparto de pastas y moscatel, para seguir con el recorrido de peñas y luego trasladarse al pabellón a disfrutar de la disco móvil. Y es que, a pesar del frío, los vecinos no dudaron en salir y participar activamente en los actos programados por la Comisión de Fiestas y el ayuntamiento, tal y como explica la concejala, Angelines Cubero.

Uno de los momentos más esperados de estas celebraciones llegó el viernes 3, día de San Blas, con la procesión y misa baturra al término de la cual hubo un vino español para todo el pueblo. Y, al día siguiente, la lluvia no fue capaz de impedir el baile de San Blasico que, cubierto con un plástico, bailó al ritmo de la Charanga Xiloca mientras recorría las calles pasando por las casas de los cofrades que ofrecieron vino y pastas y recogiendo los obsequios y donativos de los vecinos con los que luego se realizó la rifa con la que este año se obtuvieron unos 2.000 euros que se destinan siempre al mantenimiento del santo, tal y como explica Angelines Cubero. Y es que la imagen de San Blas pesa casi 400 kilos y tiene en partes baños de oro lo que hace muy costosas sus reparaciones, precisa.

Y, junto a estos actos más destacados, la programación incluyó todas las tardes cenas a base de parrilladas, salida de los cabezudos, disco móviles, concurso de migas y de guiñote, además de una gran comida popular el último día y un festival de jotas a cargo de Bravura Aragonesa.

Además, al coincidir el último día de fiestas con Santa Águeda, se sirvió una chocolatada con tortas en la plaza.

En total fueron cinco jornadas de frenética actividad que la comisión de fiestas y el consistorio prepararon «con mucho trabajo pero muy a gusto», concluye la concejala Cubero. T