Los niños y niñas de Ricla pudieron disfrutar la noche del pasado 31 de octubre de un Halloween cuanto menos peculiar, como casi todos los actos celebrados este año.

Las medidas sanitarias por el covid-19 impidieron celebrar esta fiesta como en años anteriores, con el habitual recorrido del truco y trato, pero eso no fue impedimento para que la Comisión de Fiestas y la Concejalía de Cultura se adaptaran a la situación y no dejaran a los más jóvenes sin disfrutar de los disfraces y la ilusión típica de esta noche tan terrorífica.

Así, seis almas en pena vagaron por las calles de la localidad disfrazados para la ocasión y, acompañados de música, repartieron bolsas con chuches por los domicilios. En ningún momento se interactuó con los niños, ni se mantuvo ningún contacto con ellos, ya que era requisito indispensable que estuvieran en sus ventanas. También se repartieron mascarillas decoradas con las típicas calabazas y calaveras para todos los niños en edad escolar como premio a las decoraciones de balcones y ventanas.

Aunque fuera por unos minutos, los niños de la localidad pudieron «desconectar» de la situación actual y disfrutar en casa con sus familias. T