Un total de 220 chicos y chicas de edades comprendidas entre los 8 y 18 años y procedentes de diferentes ciudades de España, como Orense, Barcelona, Gerona, Madrid, Murcia o Valladolid, han participado este año en el campus de baloncesto de La Almunia. En esta edición había también 15 chavales de la localidad.

Esta ha sido la quinta vez que el Patronato Municipal de Deportes de la localidad organiza la actividad, aunque es la primera que lo hace coordinado con Badén, un referente en los campus de verano de baloncesto. Desde hace más de veinte años, cuando Enrique Campos hizo el primer encuentro con el Joventut de Badalona, hasta hoy han pasado por Badén jugadores de la talla de Tomás Jofresa o Juanan Morales.

En los últimos años ha sido uno de los más importantes de España, llegando a movilizar a más de 500 participantes. Esta vez se trasladaron a la Almunia más de 15 técnicos titulados en ciencias de la actividad física, maestros especialistas en educación física, entrenadores de baloncesto y fisioterapeutas. Los directores son Rubén Sancho y Manuel Serrabona.

La actividad ofertó dos turnos: del 27 de junio al 4 de julio, y del 4 al 11 de julio, aunque muchos de los chavales optaron por asistir los quince días.

Los participantes se alojaron en el Colegio Salesiano y los entrenamientos se realizaron en el Complejo Municipal de Deportes de La Almunia.

Uno de los directores, Rubén Sancho, mostró su satisfacción por las instalaciones y el trato recibido: "Hemos estado muy a gusto en La Almunia, las instalaciones son inmejorables, sobre todo porque entrenar en pista cubierta evita muchas lesiones y las piscinas están en buenas condiciones".

Aunque este campus se dedica a mejorar la práctica del baloncesto, Rubén Sancho explicó que "lo más importante es que se realicen las actividades desde un aspecto lúdico-recreativo".

La jornada se diseñó para que mientras unos grupos se dedicaban a entrenar, otros aprovechaban para analizar vídeos, aprender técnicas de primeros auxilios o poner en práctica talleres de relajación y masajes. Al mediodía en las piscinas, aquagym y luego a comer. Por las tardes se llevaron a cabo entrenamientos de técnica y al final del día, se realizaron competiciones 3x3, 5x5 y una liga interna para poner en práctica todo lo aprendido.

Por la noche, los monitores prepararon divertidas actividades: gymcanas, fiestas de disfraces, salidas a algún bar, cine y campeonatos de two-balls.

Pero ¿se aprende o no en este tipo de campus? Paloma Ramírez, tiene 16 años, viene de Madrid y es el tercer verano que participa: "Se aprende muchísimo, desde el principio se coge mucha seguridad y lo mejor son las actividades relacionadas con el baloncesto, pero no sólo entrenar. Uno de los mejores momentos fue cuando vimos las fotos de los ratos más divertidos en la pantalla de cine. Se hacen muchos amigos y volvemos a vernos año tras año".

CARMEN GIL