Si las cifras de inversión y generación de empleo ya dan cuenta que se trata de un proyecto faraónico, no lo son menos las que supondrá el funcionamiento del complejo una vez en marcha. Así, una vez que la plataforma agroalimentaria de Bon Àrea esté funcionando a pleno rendimiento en Épila el consumo de agua de la planta será el mismo que el de toda la población de Calatayud, el de saneamiento será equivalente al de la capital turolense y la demanda eléctrica será similar a la de la General Motors (GM) en Figueruelas.