Se termina el curso 2019-20 en nuestros colegios, y con él un montón de experiencias nunca antes vividas, debido fundamentalmente a la pandemia sufrida por el covid-19, como el confinamiento en nuestros hogares, y que nos llevó a la paralización de la actividad económica y al cierre de centros educativos.

En estos meses nuestros chicos y toda la comunidad educativa hemos podido experimentar, por una parte, el sentimiento de vulnerabilidad como seres humanos y, por otro, después de días sin ver a nuestros compañeros y compañeras, un impetuoso deseo de volver al mundo de relaciones sociales alegres y desenfadadas de antes de la pandemia, de juntarnos con nuestros compañeros de clase en el patio, de pasear y de jugar, e incluso de dar la clase presencial con nuestros profes y no por videoconferencia.

El curso ha tenido, a pesar de todo, muchas cosas positivas: la capacidad de reinventarnos y comunicarnos con nuestros alumnos y de modificar los patrones y herramientas de trabajo, aprendiendo muchos de nosotros, familias, profesorado y alumnado a utilizar herramientas digitales nunca antes vistas por la mayoría, como classroom, o moodle, que nos han posibilitado gestionar las clases online y comunicarnos entre alumnos y profesores. De igual manera, el uso de las videoconferencias, con aplicaciones que incorporan métodos de comunicación en tiempo real entre profesores y alumnos, llegando a convertirse al final de curso en algo natural y cotidiano.

En estos meses, uno de los retos del colegio ha sido garantizar que nadie, ningún alumno, sufriera desconexión. Para ello, se han canalizado recursos, herramientas y aplicaciones educativas de calidad a disposición del profesorado, de las familias y del propio alumnado.

En un futuro quién sabe si las utilizaremos tanto para el aprendizaje presencial, para el aprendizaje 100% a distancia, o incluso para el aprendizaje mixto. El Colegio Salesiano, mientras tanto se prepara para los posibles escenarios.

Por otra parte, el centro educativo seguirá velando por la formación permanente del profesorado, educando a los chicos en la responsabilidad, solidaridad y compromiso ético, educando en el espíritu crítico, defendiendo los DDHH y de la infancia, estimulándoles, por ejemplo, a que participen en concursos literarios, matemáticos o científicos. Asimismo, abriendo la escuela a toda la comunidad educativa y a la sociedad con fiestas colegiales como María Auxiliadora y Don Bosco, o con sus actividades teatrales, musicales o eventos deportivos.

También es un objetivo prioritario trabajar la igualdad de oportunidades, equidad e inclusión entre el alumnado, así como ayudarles a gestionar los cambios y las emociones.

Teniendo la mirada en el próximo curso que comienza en septiembre, y esperando ese ansiado eencuentro entre alumnos, profesores y toda la comunidad educativa, nos ponemos manos a la obra intentando desarrollar «el principio de las tres R», formulado por Antón Costas: resistir, recuperarse y reinventarse.Y siempre bajo el lema que nos ha guiado en la pastoral este año y volverá a acompañarnos de nuevo: Somos Uno, un equipo, un espíritu, una misión, un objetivo. T