El 31 de enero comenzaron las fiestas en Santa Cruz de Grío con el encendido de la hoguera y una degustación de pastas y moscatel ,y al caer en viernes, la velada se prolongó con una orquesta. Ya el sábado 1 de febrero, hubo parque infantil con un almuerzo-comida de migas y un espectáculo de jotas en el pabellón con un grupo de Zaragoza. Mientras, en el bar se disputaba el campeonato de guiñote, con gran participación, al que siguió la chorizada en la plaza y una magnífica orquesta en el pabellón y un bingo especial de 600 euros. Pero el de guiñote no fue el único concurso, también los hubo de candiles y de disfraces.

El domingo, el acto central fue la comida popular a base de paella con sorteo de una cesta con jamón, vino, etc., en la que se dio cita gran parte de la población y amigos, seguida de una revista de variedades en la que participaron muchos vecinos. La noche estuvo amenizada por una disco móvil y a las 6.00 horas se realizó la tradicional Aurora de San Blas por las calles, que finalizó con el tradicional chocolate ofrecido por el cofrade de San Blas.

Pero el día grande fue el 3 de febrero, San Blas y patrón de Santa Cruz de Grío, que se inició con la procesión que partió de la Iglesia con las imágenes de San Antonio, Santa Bárbara, la Virgen del Pilar, San Roque, San Bartolo y San Blas, para continuar con una misa baturra preciosa en la que colaboran los hermanos de San Blas repartiendo el pan bendito y estampas del santo al acabar la eucaristía.

Tras la misa, vecinos y autoridades, encabezados por el alcalde y los concejales, se trasladaron al pabellón para disfrutar del vino español. El día acabó con una nueva sesión de baile y orquesta.

Pero, sin duda, el día más especial de las fiestas fue el martes 4, San Blasico, cuando los vecinos, hombres y mujeres, hicieron el baile del santo por las calles de la localidad, amenizados por la charanga Servando. A las 11.00 horas, San Blas salió de la iglesia para realizar un recorrido en el que hizo parada en las casas de los cofadres que invitaron a los vecinos a moscatel, vino, pastas, tortas, mantecados, etc... Así se recorrió todo el pueblo, bailando el santo entre todos, hasta acabar en la plaza del reloj donde tubo lugar la rifa de San Blas, con productos que aportó la gente, y en la que el dinero recaudado es para la Cofadría de San blas, para los gastos de fiestas, para posibles arreglos del santo, etc. Por último se devolvió el santo a la iglesia, despidiéndolo con una emotiva canción. Y las fiestas finalizaron el 5 de febrero, con una rica chocolatada en honor de Santa Águeda y la traca fin de fiestas.