Desde el pasado 23 de septiembre los ciclistas tienen prohibido circular por las aceras. Ese día se publicaron en el Boletín Oficial de Aragón (BOA) las instrucciones dadas por la sentencia del Tribunal Supremo, y ratificada por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA), para anular los artículos de la ordenanza municipal que hasta ahora lo permitían. Así, en la práctica, no podrán ir ya ni por las aceras que tienen cuatro metros o más, ni por las plazas ni por las calles peatonales. Solo por la calzada o por los carriles bici pintados en el pavimento o en el asfalto.

Así lo recordó el ayuntamiento, que ya ha borrado la acera-bici sugerida del paseo Independencia y ha instalado nueva señalética que recuerde, en las zonas más problemáticas como la plaza del Pilar o la de España, que ya no se puede ir por ellas subido en la bici.

También está previsto reforzar la señalización de los cruces de bicicletas en calzadas sin continuidad ciclista y que dan acceso a zonas peatonales. Entre los puntos previstos figuran el bulevar de Sagasta, el cruce del carril bici entre Avellaneda y María Zambrano a la altura de Valerio Ripoll Urbano, la plaza de España o la entrada a la de La Bámbola.

En la margen izquierda, esta situación ha planteado un problema en el puente de Hierro, como se puso de manifiesto en el pleno del 18 de septiembre, dónde la AVV Tío Jorge Arrabal expuso (con el apoyo del resto de asociaciones) su preocupación por el uso del puente de Hierro por los ciclistas por la indefinición de este espacio peatonal. Dado que el puente de Hierro une dos carriles bici fundamentales, los que circulan paralelos a ambas orillas del río Ebro, consideran que se debería arbitrar una solución, ya que sus dimensiones y tránsito peatonal permiten hacer un uso compartido. De no ser así, la circulación en bici de retorno al barrio obligaría a dar grandes rodeos.

Lola Ranera expuso que el tema ya se había llevado a Movilidad y que los técnicos lo veían viable, desconociendo las razones por las que todavía no se habían realizado gestiones al respecto.

Mientras, el Ayuntamiento de Zaragoza ha fijado un margen de 15 días para que los ciclistas se acostumbren, tras los que la Policía Local empezará a multar a los infractores. Pero una huelga de celo ha hecho que lleguen ya las primeras sanciones.