Está a punto de dar comienzo el Festival Jazz Al Margen, que este año cumple su vigésimo aniversario, una interesante cita que en las siguientes líneas nos explican sus organizadores, Rafael Tejedor y Javier García.

--¿Qué os impulsó a organizar Jazz al Margen?.

--En el año 2006, tras doce años de Festival, vimos como Jazz al Margen corría un serio peligro de desaparecer. Hasta ese momento se organizaba directamente desde los centros cívicos, pero el nuevo rumbo surgido de la reestructuración de la Junta Municipal Margen Izquierda en dos nuevas Juntas, Actur y El Rabal, puso entre las cuerdas el festival. Desde la Asociación de Vecinos Tío Jorge Arrabal, nos empeñamos que esto no podía ser y ya van ocho años organizándolo, con la ayuda de Javier García. El jazz es Arrabal y no se entendería la Margen Izquierda sin el jazz.

--No parece que una asociación de vecinos tenga mucho que ver con un festival de jazz

--Una asociación de vecinos está para reivindicar todas las mejoras necesarias para aumentar la calidad de vida de los vecinos de su entorno. Y en estos fines también entra la cultura y su defensa.

--Jazz al Margen goza de prestigio en el calendario zaragozano y se ha consolidado en la programación de la ciudad. ¿Cuál es la clave del éxito?.

--La ilusión, aunar esfuerzos y el haber encontrado una fórmula de festival que responde a las expectativas de nuestros patrocinadores. Además, es un festival social, ya que los conciertos son gratuitos, hay también conciertos didácticos y masterclass. Lo metes en una coctelera y tendrás la fórmula que responde a las expectativas de nuestros patrocinadores, principalmente SAICA, que ve cubiertas sus expectativas de responsabilidad social corporativa, así como al ayuntamiento, a través de Zaragoza Cultura, que apoya año tras año al festival. Todo con la implicación de los artistas participantes, en su mayoría, aragoneses, porque hay que fomentar la cultura de esta tierra.

--¿Cómo fueron los comienzos de Jazz al Margen hace veinte años?.

--Fueron casuales. Unos años antes, Bob Destiny, alma mater del jazz en el barrio, acudió al Centro Cívico Tío Jorge para ser atendido por los servicios sociales. Y lo que era una visita casual, se convirtió en un mito, ya que Bob creó escuela de jazz en el barrio y de ahí se ha llegado al formato de Jazz al Margen de hoy. Algo que ha sido posible por el impulso de los centros cívicos y de todas las directoras que han pasado. Ir juntos de la mano durante veinte años fue la clave de los inicios del festival.

--En 20 años tendrás muchas anécdotas...

--Ya lo creo. En el año 2009 teníamos programado el concierto de presentación de Aragonian en el Centro Cívico Río Ebro, pero el salón de actos sufrió un pequeño incendio y tuvimos que trasladar a la gente al centro cívico del barrio La Jota en autobús. Buscamos alternativas en todos los rincones del barrios, incluso en las iglesias. Al final, todo salió bien gracias al esfuerzo de muchos, pero aún veo las caras de la gente cuando venía al concierto y le decíamos que había que ir en autobús.

--Para terminar, cuál es su sueño para el futuro de este festival.

--Que Jazz al Margen cumpla muchos años más. Un festival con la carga social de este, con el ejemplo de participación ciudadana que supone y el buen gusto musical de sus actuaciones, está consolidado y no podemos permitirnos el lujo de perderlo. Es la única actividad conjunta que se realiza en la Margen Izquierda.

Igualmente, pensamos que Jazz al Margen tiene que ser el espejo donde se miren nuestros políticos y patrocinadores, porque es importante que la música en vivo se mantenga y que entre todos seamos capaces de volver a prestigiar la cultura. Solo así seremos una sociedad comprometida con el futuro y con la riqueza de la obra y esfuerzos de los artistas.