El Ayuntamiento de Zaragoza se ha propuesto atajar los problemas de abastecimiento que con frecuencia sufren los vecinos del entorno de María Agustín, plaza Europa, puente de la Almozara, Valle de Broto y avenida Ranillas (futura avenida José Atarés) y para ello la comisión de urbanismo del 20 de noviembre anunció una importante inversión plurianual de cerca de cuatro millones de euros. El proyecto todavía está sin definir, pero el montante anunciado lo convierte en la iniciativa más ambiciosa que se vaya a llevar a cabo en los próximos ejercicios en lo que se refiere a la red de tuberías de la ciudad. La idea fundamental es sustituirlas y colocar las nuevas a menor profundidad.

El esfuerzo económico se centra en el eje Paseo María Agustín-plaza Europa-puente de la Almozara-Valle de Broto por ser uno de los que más problemas acumula. La antigüedad y el desgaste de las conducciones hacen que los incidentes se acumulen en esa zona. Bien lo saben los vecinos del paseo María Agustín. En apenas tres meses han sufrido dos dobles reventones en la tubería que recorre la vía bajo el asfalto. Y el anterior fue hace un año aproximadamente.

El esquema en ambos casos ha sido el siguiente: rotura, abertura de zanja, reparación, conexión del suministro y nueva rotura por diferencia de presiones. Lo peor es que ya esperan a la siguiente avería.

Hasta ahora, las apreturas económicas han obligado al consistorio zaragozano a ir renovando cada tramo estropeado con el problema añadido de que el punto de unión del conducto antiguo de fibrocemento y el nuevo de fundición dúctil se convierte inmediatamente en la zona más proclive a sufrir un nuevo reventón. Por debajo de la tubería de agua marcha la de vertido.

A partir de la plaza Europa, las conducciones discurren por debajo del puente de la Almozara hasta alcanzar la avenida Valle de Broto.