No es la primera vez que Julián Giral, de Ontinar de Salz, ocupa una de las páginas de esta publicación. Y es que su impecable trayectoria encima de una moto ha hecho que merezca otra vez un hueco en ella.

Ahora, el joven piloto de 14 años de Ontinar de Salz acaba de fichar por el equipo Estrella Galicia 0.0, donde milita Álex Márquez y la marca cervecera que también apoya a Marc Márquez (Team Honda Repsol), para defender los colores en su categoría: Premoto3. En ella competirá con una motocicleta de 250 centímetros cúbicos y 36 caballos. «Es todavía una categoría pequeña. De las motos grandes es la de menor cilindrada», especifica.

Para Giral, fichar por el Estrella Galicia 0.0 es «un paso muy importante para seguir en este deporte. Estoy muy motivado y quiero optar hasta el título, o por lo menos luchar por él», indica. «Es una espinita que tengo clavada. Se me ha escapado estos dos últimos años, aunque he quedado segundo o tercero en muchos campeonatos». Si bien, «al final, quedé sexto en la tabla, por una caída y quiero quitarme ese mal sabor de boca», apunta el corredor.

Para llegar a este nivel, Julián Giral entrena duro, dos o tres días por semana, pilota en el Circuito Internacional de Zuera, que «es junto con el de MotorLand Aragón uno de los mejores de España. Tengo mucha suerte», reconoce. Además, realiza entrenos para mejorar su condición física aeróbica subido a una mountain bike. «Corro unos 10 kilómetros por el entorno de mi pueblo», especifica. Y también, tres días a la semana, «voy al gimnasio municipal», afirma Giral. Todo queda en su pueblo y su entorno, «soy afortunado de contar con estos recursos tan cerca». De paso, «creo que consigo que el nombre de mi localidad y de Zuera se oiga fuera de sus propias fronteras, así que estoy muy contento», dice el joven piloto.

La vida de Julián Giral siempre ha estado ligada a un vehículo. Empezó con un quad, pero pronto supo que quería la moto. «Cuando entré en la categoría actual tenía 12 años, el mínimo de edad», explica. Una afición que le viene de familia, «por mi tío y por un amigo que tenía una moto eléctrica y probé», dice.

De ahí fue a una Copa de la Federación Aragonesa -Promo Aragón—y ganó durante tres años de los cuatro que compitió. Posteriormente llegaría el Campeonato de España de Mini GP 160, que compaginó con la Promo Aragón en 2014, «gané el de Aragón y el de España», reconoce con satisfacción.

Después, en los años 2015 y 2016, ya en categoría Premoto 3, «volví al RFME Campeonato de España de Velocidad con el equipo aragonés Targobank Motorsport, al que agradezco profundamente su apoyo. Ahí he pasado años duros, aunque los resultados en las dos temporadas han sido buenas», indica el piloto, quien reconoce que «la suerte también influye en este deporte».

Con este palmarés, Giral aspira a «estar regularmente en el podio. De momento, la cosa pinta bien, hemos hecho los test en Calafat y Valencia y salieron muy bien», afirma Giral, quien no duda en reconocer que le «encantaría» dedicarse profesionalmente al mundo de la moto, «pero es muy complicado».

Para ello, se plantea su plan b, manteniendo un buen nivel de estudios en el colegio San Gabriel de Zuera, donde cursa 3º de la ESO. «Si no puedo dedicarme a pilotar, me gustaría estudiar mecánica, podría estar en algún equipo», detalla. Ahí seguiría en contacto con el que es su ídolo, Marc Márquez, «es mi referente, por su forma de pilotar y por su personalidad. He hablado con él y es muy simpático», reconoce Julián Giral.

Para continuar en este mundillo el joven piloto siempre cuenta con su familia y sus amigos, además de con el apoyo de su mánager, Raúl Millán. «Siempre me acompañan a mis competiciones», reconoce. Una de las que más recuerda es el Campeonato de España de Mini GP (160 c.c.) de 2014 que se disputó en Zuera y ganó «y todos estaban ahí en al grada, arropándome», dice orgulloso.

Alegrías y penas de un deporte que para Giral le ha aportado mucho, «sobre todo, madurez y aprender de los errores, porque los pagas muy caros, pero hay que seguir hacia adelante», explica. «Cuando eres pequeño siempre te salen las cosas bien, pero conforme creces las cosas van cambiando. La vida te da palos y eso ayuda a ver mejor la realidad y a aceptar las cosas como son, con su dureza», concluye el joven piloto de Ontinar de Salz.