Aragón se tomó el 27 de junio, 106 días después de declararse el estado de alarma, un primer momento para rendir tributo a las víctimas del coronavirus, «a los que nos faltan», y también a los que en todo este tiempo han estado en primera línea batallando contra el virus y a todos los profesionales de esos sectores que se han mostrado más esenciales que nunca. Este fue el primero de muchos homenajes a las más de 930 personas que, por el momento, han perdido la vida en la comunidad como consecuencia de la pandemia. El primer acto de duelo oficial y general a unas «hermosas vidas», como las definió el escritor Manuel Vilas en el texto que se leyó en todos los homenajes aragoneses como los que se desarrollaron en los municipios del Campo de Belchite.

El acto planificado por el Gobierno de Aragón y la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (FAMCP) fue deliberadamente escueto, sin querer añadir pompa a una tragedia que se explica por sí misma. Pero la emoción, inevitablemente, se escapó en mayor o menor medida en los 731 homenajes que se llevaron a cabo el en los municipios de Aragón y con unos elementos en común: la plantación de una carrasca, símbolo de Aragón, de fortaleza y unidad, y la colocación de una placa de cerámica realizada por la Escuela taller de Cerámica de Muel. Además, se leyeron unas palabras escritas para la ocasión por Manuel Vilas, Premio de las Letras Aragonesas.

En ellas, el escritor quiso sintetizar el dolor de «todos los ciudadanos españoles» tras una crisis para la que «nadie estaba preparado». Unas palabras en las que recordó cómo «los hijos no pudieron tocar la mano de sus padres» en el «trance de la muerte» pero apeló a buscar consuelo en la memoria, que es «dignidad y democracia».

Vilas también instó a unir «los dos homenajes, el colectivo y personal», en un «gran abrazo», apelando a las virtudes que ha mostrado España y Aragón, como «generosidad, valor y entrega». «Si de verdad los españoles como pueblo amamos a nuestros muertos, por favor seamos un pueblo unido, respetuoso, tolerante y generoso», pedía, recordando que «la vida de uno solo es la vida de millones» y que «todas las vidas fueron hermosas».

Estas palabras se oyeron en casi todos los municipios de Aragón y, por supuesto, sus ecos resonaron por el Campo de Belchite. Hubo, no obstante, algunas excepciones. En Moyuela, la caja enviada por el Gobierno de Aragón que contenía la carrasca y la placa se extravió y llegó una semana tarde. El acto se realizó de manera muy íntima el 2 de julio, colocándose la placa en una zona cercana al río. También en Fuendetodos se decidió retrasar el acto y esperar a que el parque estuviera terminado para plantar el árbol.

En Almochuel, los vecinos sí se sumaron al homenaje a las víctimas y héroes del covid-19 del día 27 y lo hicieron en el parque de la localidad, donde los más pequeños plantaron la carrasca. La tarea de entonar el canto de Manuel Vilas a los fallecidos recayó en los niños más mayores y la corporación municipal colocó la placa en memoria de todos ellos.

La encina conmemorativa de Almonacid de la Cuba ha echado raíces en los jardines del entorno de la presa romana y de su punto de información turística. Allí la plantó Enrique Martínez con la ayuda de numerosos vecinos y miembros de la corporación municipal, quienes ayudaron a cubrirla de tierra aportando cada uno su puñadito. De la lectura se encargó la actual guía turística, María Ángeles Ruz.

Azuara realizó un acto íntimo y discreto, apelando a la seguridad de sus conciudadanos, en el que el alcalde de la localidad, Joaquín Alconchel, plantó la carrasca en las piscinas y la primera teniente de alcalde, María Marzo, leyó las palabras de Manuel Vilas.

En Belchite, la plantación la realizó una de las personas más mayores del municipio, Félix Cubel, acompañado por su hijo Carlos, sanitario en el centro de salud.

Mientras, la placa fue colocada por José Vidal y el texto fue leído por Mª José Cólera, ambos concejales.

En Codo se realizó un acto simbólico en el que algunos niños con raíces en el pueblo colaboraron para plantar la carrasca en la plaza del Sol. Allí luce ya junto a los olivos que la acompañan en este concurrido espacio. Además, asistieron al acto varias personas mayores que ayudaron con sus conocimientos para llevar a cabo el proceso.

Al sentido homenaje realizado en Lagata se unieron cerca de 50 vecinos y acudió la corporación municipal al completo, siendo la encargada de pronunciar las palabras de Vilas. Javier lázaro, alcalde de Lagata, introdujo el texto, que fue leído por el concejal de Bienestar Social, Eusebio Viluete.

Lécera quiso recordar con emoción y cariño a los que se fueron durante la pandemia y reconoció el silencioso trabajo de todos los voluntarios que ayudaron al pueblo durante el confinamiento realizando la compra de los mayores, desinfectando calles y locales y repartiendo mascarillas. Por ello, fueron esos mismos voluntarios quienes tuvieron el honor de participar en el acto en memoria de las víctimas. Irene Lázaro plantó la carrasca, Miguel Ángel Cortes colocó la placa y Mª José Clemente fue la encargada de leer el texto de Vilas.

Mientras, en Letux la carrasca se ha plantado en el exterior del cementerio.

También el pueblo de Moneva recordó a los que se fueron durante la pandemia y quiso agradecer a los vecinos que trabajaron durante el confinamiento: enfermeros, celadores, investigadores… Luis Martín, alcalde de la localidad, leyó las palabras de Manuel Vilas y el alguacil de Moneva se encargó de plantar la carrasca, rodeada de unas rocas, junto a las piscinas del pueblo.

Y Plenas eligió la ermita del Carrascal como lugar donde plantar el recuerdo a «los que se fueron». Allí subieron los vecinos a pie, recreando la típica romería que este año no se pudo llevar a cabo por la pandemia del covid-19. Fue un acto participativo y común: algunos ciudadanos limpiaron el hueco entre los olivos donde Nicolás Gracia plantó la carrasca; el alcalde, Baltasar Yus, colocó la placa en memoria de las víctimas y las palabras de Manuel Vilas fueron leídas por Reyes Gracia. Para terminar con el emotivo acto, los vecinos entonaron en la ermita la aurora del carrascal y Manuela Marteles y José Luis Ballesteros dedicaron sendas jotas a las víctimas de la pandemia.

La Puebla de Albortón rindió homenaje a las víctimas del covid-19 con un acto realizado junto a los asadores que finalizó con un brindis en el bar manteniendo la distancia de seguridad. Las palabras en honor a las víctimas fueron leídas por María Langa.

El pueblo de Samper del Salz realizó el acto de homenaje a los fallecidos por el covid-19 en el entorno de la torre delpueblo. Allí, bajo el césped del jardín, la corporación mucipal plantó la carrasca que simboliza la resistencia frente a la pandemia. También los concejales fueron los encargados de leer el texto de Manuel Vilas.

Por último, los vecinos de Valmadrid recordaron a las víctimas del covid-19 reuniéndose en la plaza de la Iglesia. Allí se plantó la carrasca junto a un monolito que construyó el alguacil y varios ciudadanos leyeron las palabras de Vilas. Al acabar el acto se ofreció a los asistentes vino y refrescos en la Casa Perera, respetando siempre todas las medidas de seguridad. T