La seguridad y protección de los vecinos ha sido, desde el inicio de esta crisis sanitaria, la máxima preocupación del Ayuntamiento de Azuara. Por ello, además de decretar el cierre inmediato de todas las instalaciones y equipamientos públicos y suspender todas las actividades, el consistorio pronto se preocupó de llevar a cabo, a través de los operarios municipales, la limpieza y desinfección de aquellos lugares más frecuentados en las primeras semanas de confinamiento como el centro de salud, la farmacia, la panadería o la tienda, explica el alcalde, Joaquín Alconchel.

Además, desde el ayuntamiento y las tiendas se trató de facilitar el acceso a las compras de alimentos y medicamentos a las personas más mayores, «aunque fueron las asistentes sociales quienes estuvieron más pendientes y llevaron el peso de la situación para cubrir todas las necesidades de las personas vulnerables», precisa Alconchel.

También hubo vecinas que, de manera voluntaria y desinteresada, se pusieron manos a la obra para confeccionar mascarillas de tela en los primeros momentos, cuando escaseaba este tipo de material y era casi imposible acceder a él. Sin embargo, posteriormente fue el consistorio el que realizó una compra de mascarillas reutilizables que repartió entre los residentes en el municipio.

Por ahora, y aunque ha comenzado la desescalada, el ayuntamiento mantiene cerrados los equipamientos municipales a la espera de ver cómo evoluciona la situación y recuerda que aunque las medidas más estrictas del confinamiento se han levantado, el virus sigue estando ahí fuera y es responsabilidad de todos el cumplir los protocolos de seguridad e higiene para evitar un nuevo rebrote. T