Si hay algo que ha sacado a relucir esta crisis sanitaria es el lado más solidario de la sociedad aragonesa. Así, desde un primer momento se sucedieron iniciativas como la que llevó a decenas de vecinas del Campo de Belchite a confeccionar miles de mascarillas de tela. Puntadas solidarias que vinieron a cubrir la necesidad de un material de protección que en las primeras semanas de la pandemia resultó casi imposible de conseguir.

Así, en Belchite esta idea surgió del grupo de WhatsApp de la gimnasia de las mujeres. Merche Daroca es una de las 30 mujeres que ha formado parte de esa red de voluntarias que, confinadas en casa, sacaron sus máquinas de coser y se pusieron manos a la obra para poder ayudar en un primer momento a la residencia de la localidad. «De repente un día una de nosotras, Pili Gimeno, nos propuso que podíamos hacer mascarillas y encontré un vídeo en internet que lo mandé por el grupo y así supimos cómo las teníamos que hacer», cuenta Merche.

Día tras día, Merche se sentaba en torno a las cuatro de la tarde a coser mascarillas y paraba cuando era ya la hora de aplaudir. Este buen ritmo, tanto de ella como del resto de mujeres, permitió que en apenas unos días consiguieran hacer 1.430 mascarillas. Este material se iba acumulando en una caja que pusieron en el ayuntamiento y posteriormente se iba llevando a la residencia de la localidad, donde se lavaban y desinfectaban antes de ser usadas por los trabajadores.

El gran trabajo de todas ellas, permitió que también se pudieran repartir mascarillas por los pueblos vecinos y en los establecimientos donde podían ser más necesarias. «Gracias a esta iniciativa, los pueblos cercanos también comenzaron a coser mascarillas y hasta yo un día grabé un video de cómo las hacía para mandarlo y enseñar a otras mujeres que querían hacer y no sabían», cuenta Merche.

Y los trabajadores de la residencia también necesitaron batas, por lo que se hicieron dos grupos entre las mujeres, y unas continuaron haciendo mascarillas mientras otras comenzaron a fabricar batas de plástico. «Nos hicieron un prototipo desde la residencia y ya a partir de ahí nos pusimos nosotras a hacerlas. Era un proceso fácil y llegamos a hacer 600», explica.

Personalmente, Merche confiesa que lo hacía «con muchas ganas» debido a que era consciente que había mucha escasez de material en los centros sanitarios. «Yo sabía que no eran mascarillas homologadas, pero las hacía pensando en que algo ayudarían y que, a pesar de no ser el 100% efectivas, era una actividad que me entretenía».

Gracias a toda esa solidaridad que se formó entre los vecinos, no solo de Belchite, sino de otras muchas localidades, los sanitarios pudieron protegerse y hacer frente al covid-19 en esos primeros momentos tan duros donde la escasez de material fue un impedimento más para vencer la crisis sanitaria que acechaba cada vez con más fuerza.

SOLIDARIDAD EN LÉCERA

También en Lécera, un grupo de unas 30 mujeres comprometidas del municipio y alguna que al llegar el confinamiento estaba en Zaragoza, no dudó en sentarse ante su máquina de coser y dedicar horas de su tiempo a confeccionar mascarillas para el personal sanitario que carecía de equipos de protección para atender a toda la población. Mascarillas hechas con las sábanas de sus ajuares y los de sus madres. Así, comenzaron a coser mascarilla tras mascarilla y llegaron a confeccionar unas 2.200 que se repartieron entre todos los establecimientos de la localidad, para que ellos las repartieran a su vez a la población. Pero desde Lécera, también se llevaron mascarillas a los hospitales Miguel Servet, Clínico y Provincial de Zaragoza, la Asociación de Trasplantados de Aragón, de Huérfanos de Zaragoza, la Asociación de Ludópatas y la Residencia el Pilar de Zaragoza.

Además, cuando se supo que también había necesidad de batas también comenzaron con su confección y elaboraron 330 batas y 1.550 delantales realizados con bolsas de basura que se entregaron a la comarca, a personal médico, a los mismos hospitales y entidades que se llevaron las mascarillas y a los centros de salud de Zaragoza de Actur Oeste, Actur Sur, las Delicias, la Jota, Sagasta y a otras organizaciones que lo solicitaron.

Y las mujeres de Lécera también quisieron tener un detalle el Día de la Madre con aquellas vecinas viudas y cuyos hijos residen fuera del pueblo y les hicieron llegar una flor y un trozo de bizcocho para alegrarles el día. T