Un mensaje de paz volvió a escucharse de nuevo a principios de septiembre en las calles del Pueblo Viejo de Belchite. Por segundo año consecutivo, sus ruinas fueronescenario de la conmemoración del 81 aniversario de la Batalla de Belchite y del homenaje que rindió el municipio a los vecinos supervivientes de aquel episodio que entre el 24 de agosto y el 6 de septiembre de 1937 se erigió como una de las contiendas más cruentas de la Guerra Civil Española.

Bajo el lema Belchite. Memoria y paz, la música, la danza y la poesía se adueñaron de las antiguas calles para honrar a los que sufrieron aquella vivencia.

De esta forma, un espectáculo de danza swing puso el ritmo inicial, mientras que las voces de Pahola Crowley, Las Negras del 45 y la Monkayo Jazz Band fueron las encargadas de trasladar a todos los asistentes hasta América, con sus temas cargados de jazz y energía. Los amantes del folclore aragonés también disfrutaron de su pasión de la mano de dos cantadores locales, Pilar Sanz Baquero y Jesús Pérez Bello, que interpretaron jotas típicas de Belchite, acompañados por la rondalla del municipio.

Pero los grandes protagonistas de esta emotiva jornada fueron, un año más, los vecinos del Pueblo Viejo de Belchite que sobrevivieron a la Guerra Civil y que tuvieron que abandonar sus casas después de que quedaran en ruinas tras la batalla. Uno a uno, el acto sirvió para recordar a todos ellos y rendirles un sentido homenaje.

Los versos de la Oda a la edad, de Pablo Neruda, y del Poema sobre la vejez, de José Saramago, pusieron banda sonora al último acto de la velada: una suelta de globos que tiñó el cielo de Belchite de blanco y verde, en señal de un deseo colectivo de paz y solidaridad.

Y es que ocho décadas después de la Batalla de Belchite, las ruinas del Pueblo Viejo ofrecen un espacio educativo para reivindicar la paz y promover el respeto a la vida, el rechazo de la violencia y el fomento del diálogo y la solidaridad. T