Sin duda, una de las claves para frenar la despoblación en entornos rurales es atraer a nueva gente joven al territorio y evitar la pérdida de la que ya se posee. Para ello, una de las acciones fundamentales es invertir en su formación académica y profesional, intentando que, de algún modo, esto pueda repercutir de nuevo en el territorio.

La Comarca Campo de Belchite es consciente de ello y por esta razón (y gracias a diversos convenios firmados con instituciones educativas) se ofrece la posibilidad de realizar prácticas no laborales a estudiantes de diversos campos que les permitan no sólo aumentar sus conocimientos, sino también valorar las posibilidades profesionales que ofrece la comarca de cara a su futuro.

En concreto, este año 2019 han sido tres los estudiantes que han realizado y/o aún realizan, prácticas en alguno de los servicios comarcales. La experiencia este año comenzó el último trimestre del curso escolar 2018/19, en el que gracias a un convenio entre la comarca y el instituto Ítaca de Zaragoza, Alberto, natural de Belchite y por entonces estudiante de Técnico Superior en Enseñanza y Animación Socio-Deportiva, realizó el módulo de prácticas en el Servicio Comarcal de Deportes. Durante su estancia, combinaba tareas administrativas por las mañanas con acompañamiento a los monitores en las clases impartidas por las tardes. A diferencia de la mayoría de compañeros del grado, que escogieron hacer las prácticas en Zaragoza, él tenía claro que quería seguir en su pueblo, por lo que no dudó en hacerlas en Belchite cuando se enteró de que existía esa posibilidad. Su experiencia fue muy positiva y de hecho, actualmente es el encargado del gimnasio municipal de Belchite. No sabe qué le deparará el futuro pero, si es posible, le encantaría poder trabajar en su campo y seguir viviendo en su pueblo.

Irene es estudiante del grado en Trabajo Social por la Universidad de Zaragoza. Aunque ella nació y ha vivido en la capital, sus orígenes están en Azuara, donde reside su abuela. Este hecho motivó su decisión de realizar las prácticas obligatorias que tiene que hacer durante su cuarto año de carrera en el área de Servicios Sociales de la comarca, para lo cual fue necesaria la firma de un convenio de colaboración ya que «hasta ahora desde la Universidad no se ofrecía la opción de entornos rurales». Su experiencia (que se alargará hasta enero de 2019) está siendo muy positiva, tanto a nivel profesional como por el hecho de vivir en Azuara. En relación a esto último, destaca «la tranquilidad y el trato más humano que se establece con casi cualquier persona, cuando en la ciudad vamos todos más a nuestro aire», aunque también opina que, en su caso, el hecho de tener vínculos familiares ha facilitado esta decisión y que para que pueda venir más gente joven, es necesaria una oferta laboral más diversificada y más facilidades para acceder a ciertos recursos, como puede ser internet.

El caso de Mario es ligeramente diferente. Procedente de Zaragoza, es licenciado en Veterinaria y ya cuenta con una diversa experiencia profesional aunque actualmente se encuentra en un proceso de «reciclaje académico» y estudia tercer curso del grado de Geografía y Ordenación del Territorio. El pasado verano descubrió el programa Desafío, lanzado por la Diputación Provincial de Zaragoza en colaboración con la Universidad de Zaragoza y que consiste en una serie de ayudas a estudiantes universitarios para realizar prácticas en el medio rural, a ser posible sin vinculación afectiva previa. Este programa obliga a los estudiantes a residir en el entorno durante el periodo de prácticas, ya que el objetivo no sólo es la realización de prácticas, sino poder vivir una experiencia personal en un pueblo y establecer relaciones con la población local.

Sus prácticas se llevan a cabo como Agente de Empleo y Desarrollo Local de la Comarca, entre octubre y diciembre de 2019, y durante este periodo reside en Lagata. En cuanto a las razones de elegir esta comarca, Mario comenta que siempre le ha atraído paisajística y culturalmente, y además la cercanía con Zaragoza le facilita poder compaginar las prácticas con la asistencia puntual a clases de la carrera. «Era una experiencia que quería vivir desde hace tiempo. Dentro de mi carrera me gustaría especializarme en desarrollo rural y turismo y qué mejor que vivir en el territorio para entenderlo y experimentar las necesidades reales de tiene la gente».

Su experiencia está siendo muy enriquecedora, cree que le puede abrir nuevas puertas para el futuro y la recomienda a otros estudiantes, aunque también cree que desde los entornos rurales se debería agilizar más el acceso a una vivienda de alquiler asequible que pueda permitir experiencias temporales de éste u otro tipo y también habilitar espacios públicos con acceso a internet.

Estos tres casos reflejan la importancia de la colaboración entre la comarca y diferentes instituciones que puedan generar movimiento poblacional y así dar a conocer las oportunidades que ofrece el terreno a personas que, en muchas ocasiones, desconocen o ni se plantean esta opción para su futuro.

PREMIO RSA

Destacar que el proyecto Erasmus Rural con el programa Desafio, impulsado por la Diputación Provincial de Zaragoza y la Universidad de Zaragoza, ha sido reconocido con el Premio Responsabilidad Social de Aragón 2019, dentro de la categoría entidades sin ánimo de lucro. «Este premio en parte nos corresponde por formar parte del mismo con un estudiante en prácticas del total de 23 estudiantes que han realizado prácticas en esta edición», indican desde la comarca. T

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