Si hay un servicio que se ha mostrado más esencial que nunca durante el estado de alarma y el confinamiento ese ha sido el Servicio Social de Base de la Comarca Campo de Belchite que ha resultado fundamental para cubrir y atender las necesidades de aquella población más vulnerable y de riesgo frente a esta pandemia, los mayores.

De esta forma, y pese a los estrictos protocolos fijados por las autoridades sanitarias y que se han seguido escrupulosamente, el Servicio Social de Base, formado por tres trabajadoras sociales, once auxiliares de ayuda a domicilio, una psicóloga, una administrativa y el conductor del vehículo de transporte social, no ha dejado de trabajar en ningún momento, adaptándose al nuevo escenario en el que la atención presencial dejó paso a la telefónica, según explica la coordinadora del servicio, Marisa Beltrán.

Sin embargo, se mantuvo presencial, por su propia naturaleza, el servicio de ayuda a domicilio (SAD) que fue el primero que hubo que reorganizar y que llega a prácticamente todos los pueblos. Por ello, se llamó a todos sus usuarios para ver si querían seguir contando con él, lo que ocurrió en la mayoría de casos, cerca de un 80%. De hecho, en este tiempo se han estado realizando 47 atenciones semanales del SAD de dependencia y 173 atenciones semanales del SAD complementario, aunque Beltrán explica que en estas semanas las auxiliares han estado priorizando las atenciones personales sobre las domésticas, sin olvidar estas últimas en los casos en los que también resultaban imprescindibles.

Pero el Servicio Social de Base no solo ha dado ayuda a los usuarios habituales, sino que en un primer momento contactó con los ayuntamientos para elaborar un listado de personas que no pudieran contar con apoyo familiar y pudieran requerir de sus servicios y tratar de atenderlos en los huecos de las auxiliares que habían quedado libres. Aunque, como señala Beltrán, «han sido pocos casos porque en la mayoría de pueblos se han creado redes de voluntarios o incluso los alguaciles se han encargado de ayudar a los vecinos que, por ejemplo, no podían o no tenían aconsejado salir de casa para realizar la compra de comida o medicamentos».

Así mismo, desde que se decretó el estado de alarma, se han realizado 374 atenciones telefónicas del Servicio de Información, Valoración y Orientación (SIVO), que han sido muy variadas: desde tramitar ayudas de urgencia, solicitudes de ayuda a domicilio, orientación familiar, o simplemente resolver dudas.

Y la atención psicológica también ha sido un servicio muy demandado, llegando a contabilizar 101 atenciones realizadas por la psicóloga comarcal, tanto en llamadas realizadas por ella a usuarios del servicio, como llamadas realizadas directamente por vecinos.

COORDINACIÓN

Además, desde el primer momento de esta crisis el Servicio Social de Base del Campo de Belchite ha estado en permanente contacto con las cuatro residencias de mayores ubicadas en la comarca (Lécera, Letux, Belchite y Valmadrid). Así, tal y como indica Beltrán, «contactamos con todas ellas para transmitirles toda la información sobre normativa y circulares, nos pusimos a su disposición y les ayudamos a conseguir material de protección que al principio resultó muy difícil». «También hubo alguna residencia que nos pidió ayuda cuando les surgió algún caso de covid-19 e hicimos lo posible y los comunicamos al Gobierno de Aragón para que aportara más medios», añade.

Y es que la comarca ha sido durante el confinamiento la encargada de centralizar los pedidos de material de protección para los ayuntamientos y las residencias a través del 112 y el Cecop. «Nos hemos encargado de facilitar los listados con el número de personal comarcal, municipal y de las residencias y semanalmente nos han ido enviado material como mascarillas, pantallas faciales, gel hidroalcohólico y guantes, aunque estos dos productos han sido muy difíciles de conseguir, y luego los hemos distribuido por los pueblos», indica Beltrán.

Y la coordinación con otras entidades y administraciones ha resultado fundamental en este periodo. Una coordinación como la establecida con Cruz Roja, que puso a disposición de la comarca su voluntariado, o la que se ha llevado a cabo con el instituto y los colegios y que ha permitido repartir deberes entre los escolares a través de las auxiliares de ayuda a domicilio y el conductor del transporte social adaptado y derivar algún caso de ayuda por la brecha digital a Cruz Roja. Incluso desde protección civil también han repartido algo de material por los municipios, pero no ha sido necesaria gran movilización, detalla Beltrán.

Lo que sí resultó una gran movilización fue el entramado de voluntarias que surgió en la comarca para confeccionar mascarillas de tela cuando estas eran un bien muy necesario y escaso. Así, desde la comarca no dudaron en apoyar la idea que nació a través de un grupo de whatsapp de Belchite y tanto las trabajadoras sociales como las auxiliares se encargaron de recoger y repartir telas allí donde las donaban y las necesitaban, ya que en un primer momento la población no podía salir de casa. Además, eso permitió centralizar la recogida de mascarillas y solo de Belchite, Almonacid y Azuara se recogieron 2.953 mascarillas, a las que hay que unir las realizadas en otros pueblos y que en un primer momento se repartieron entre las auxiliares de ayuda a domicilio, residencias, algunos pueblos y ayuntamientos y de las que aún quedan por si hay demanda nuevamente.

VUELTA A LO PRESENCIAL

Ahora, desde el 1 de junio, el Servicio Social de Base vuelve a prestar servicio presencial tanto en la sede comarcal como en los pueblos, cuyos espacios de atención se han adecuado con mamparas y otras medidas de protección. Sin embargo, para acceder a este servicio es necesario concertar cita previa, algo que antes no se requería. Para pedir esta cita previa hay que llamar al 976 830 186 de 9.00 a 14.00 horas o escribir un e-mail a serviciosocial@campodebelchite.com. Y, por supuesto, hay que acudir con mascarilla y respetar las indicaciones de seguridad. T