El cementerio municipal de Agón continúa cerrado dos meses después de que las lluvias torrenciales que cayeron sobre el municipio en la noche del 6 de septiembre provocasen el hundimiento de la práctica totalidad de las instalaciones. Las fuertes precipitaciones, que dejaron casi 200 litros de agua por metro cuadrado, causaron numerosos destrozos en las infraestructuras agrarias del pueblo, y fueron causa directa de que cediera el terreno del cementerio.

La tormenta provocó una gran corriente de agua, de más de medio metro de altura, que cruzó el camino del cementerio de forma transversal con una intensidad importante, quedando todo el recinto inundado. La mayoría de los enterramientos en el suelo de tierra se hundieron entre 30 y 50 centímetros, mientras que los 144 nichos, situados en la parte derecha del camposanto, se desplomaron entre 6 y 12 centímetros. Así, se abrieron importantes grietas y se produjo el hundimiento de la cubierta de protección, según señala el informe del arquitecto municipal, Fernando Bueno Montañés, que declara el cementerio como "inutilizable". Los nichos habían sido construidos entre 1950 y 2000, mientras que los enterramientos "son tumbas de hace más de cien años y nunca había pasado esto", manifestó el alcalde de la localidad, Juan Carlos Yoldi.

Nada más producirse el suceso se procedió al cierre inmediato del cementerio, instalándose un candado en la puerta y prohibiendo el acceso de las personas, ante el riesgo de hundimientos. Una medida que fue "comprendida por los vecinos, a pesar del componente emocional que tiene este problema", según aseguraba Yoldi. Incluso, y tras una reunión vecinal, se decidió que el camposanto permaneciera cerrado en Todos los Santos.

A comienzos de octubre se iniciaron las obras y en estos momentos ya se han colocado todos los enterramientos a nivel de suelo, una vez rellenado y compactado el terreno. Los nichos dañados permanecen apuntalados mientras se están construyendo frente a éstos, en el lado izquierdo, 132 nichos nuevos a los que se añadirán otros 39 a fin de que queden vacíos, completando así un total de 171, que irán protegidos con un porche cubierto y con una acera de servicio.

Una vez finalizada su construcción se procederá a la exhumación de los restos y su traslado a los nuevos nichos, momento éste que preocupa al ayuntamiento ya que se teme que al proceder a su apertura "la estructura podría venirse abajo, lo que supondría un problema añadido a la situación actual", indicó la concejal Rosa Jiménez.

El presupuesto de las obras, que se espera finalicen este año, asciende a 198.000 euros a los que el consistorio va a tener que hacer frente de momento, ya que, aunque se ha solicitado ayuda a todas las instituciones aragonesas, incluso al Gobierno central, hasta el momento nadie ha dicho nada sobre el tema. En este sentido, Jiménez señaló que "no hemos recibido confirmación de ninguna ayuda aunque confiamos en que nuestra solicitud sea atendida dado el marcado carácter social que reviste esta actuación municipal". La edil agonera es consciente de que "esta obra supone un esfuerzo económico que no podemos asumir". No obstante, reconoció que "desde el ayuntamiento hemos tenido muy claro que debíamos actuar de urgencia en este tema, dejando a un lado otros proyectos que se tenían para la localidad".

JAVIER LERIN DE PABLO