La fecha del 8 de marzo es nuestra, de las mujeres, internacional y reivindicativa. Queremos celebrar la unidad en la diversidad para defender los derechos conquistados a lo largo de una historia de luchas por la igualdad.

Basta de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones. Basta de violencias machistas, de micro machismos cotidianos e invisibles. Basta de rechazo por nuestras orientaciones e identidades sexuales. Basta de discriminación salarial por el hecho de ser mujeres, de menosprecio y de acoso laboral. Basta de pensiones de miseria que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez.

Luchamos por un avance en la coeducación en todos los ámbitos y espacios de formación y una educación que no nos relegue a los márgenes de la historia; y en la que la perspectiva de género sea transversal a todas las disciplinas. Demos visibilidad al trabajo que no se reconoce, ya sea en casa, mal pagado o como economía sumergida. Reivindicamos que el trabajo de los cuidados sea reconocido como un bien social de primer orden, y exigimos la redistribución de estas tareas.

No aceptamos estar sometidas a peores condiciones laborales, ni a cobrar menos que los hombres por el mismo trabajo. Luchamos por alternativas para las trabajadoras migrantes en situación administrativa irregular. Queremos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de nuestros cuerpos, sin ningún tipo de presión estética.

¡SI NOSOTRAS PARAMOS...!

¡Si nosotras paramos se para el mundo, los cuidados, el consumo, el trabajo y la educación! Las mujeres de nuestros pueblos, conciliando el cuidado de menores y mayores o teletrabajando, continúan poniendo en evidencia cómo el peso de los cuidados, sigue recayendo sobre las mujeres. Sobre ellas, recae la responsabilidad de los cuidados familiares, a dependientes, y mayores, dentro del domicilio y fuera de él. Un trabajo dentro «de casa» que, sin ser reconocido, pasa totalmente desapercibido, a pesar de lo importante y fundamental para el mantenimiento de organización familiar, social, económica y laboral.

Por todo ello, el reconocimiento este año, va con ellas. Queremos reconocer su trabajo, destacar su protagonismo, revindicar su reconocimiento y exigir la corresponsabilidad en la prestación de los cuidados. Además, es, un dato relevante, cómo las mujeres han sufrido, en mayor porcentaje que los hombres, la pérdida del trabajo durante la pandemia, y han tenido que conciliar mucho más, para atender a sus hijos, a los mayores, y a los dependientes.

Queremos dar visibilidad a un colectivo esencial, que son las Auxiliares de Ayuda a Domicilio de los Servicios Sociales Comarcales, fundamental en este año de pandemia, mayoritariamente femenino, y a todas las mujeres cuidadoras. Queremos reconocer su trabajo, destacar su protagonismo, reivindicar su reconocimiento y la corresponsabilidad en la prestación de los cuidados.

La Comarca del Campo de Borja manifiesta su compromiso en el desarrollo de intervenciones públicas coordinadas, que precipiten transformaciones estables para lograr la igualdad real de las mujeres. Por ello defendemos como un valor el convenio colectivo para el personal laboral que recoge en su «Capítulo III. La igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres» y la obligación de implementar un Plan de igualdad comarcal».

Se trata de un esfuerzo colectivo y coordinado de todas para evitar el retroceso de las políticas de igualdad, contando con todos los agentes y sectores sociales, y en especial teniendo la lucha contra las violencias de género como objetivo vertebrador.

Es fundamental que los hombres reconozcan su «pluses» de privilegios por el mero hecho de ser hombres y replantearse la construcción de los modelos de la masculinidad, para la alcanzar la igualdad efectiva. ¡Seguiremos luchando por la igualdad! ¡Todas las mujeres, todos los derechos, todos los días! T