Las bodegas excavadas en roca, en las proximidades del castillo de Borja, fueron concebidas originariamente en los siglos XIX y XX como lugar donde producir vino para uso doméstico. Aunque todavía se mantiene esta tradición en algunas de ellas, su uso principal ha derivado hacia su utilización para fines de ocio, como lugar de reunión y celebración en donde pasar un rato agradable en compañía de los amigos y disfrutar de una merienda a la vieja usanza.

Muchas de las bodegas borjanas han sido acondicionadas a la vida actual, dotándolas de instalación eléctrica y elementos adecuados para convertir su estancia en más acogedora y cómoda. También son el lugar apropiado para guardar los viejos aperos de labranza, y muchas antigüedades rescatadas del olvido y generalmente de su desaparición.

Mariano Lerín Bonel, ha dedicado muchas horas de su jubilación a decorar las paredes de su bodega con cuadros directamente realizados sobre la roca. Así, esta pequeña pero curiosa "pinacoteca pedestre" recoge reproducciones de cuadros de Goya, como los fusilamientos del 2 de Mayo, o la maja, además de imágenes típicamente borjanas como la estación del antiguo ferrocarril Cortes-Borja, el camino de Las Arcadas, la trilla en la era, la Virgen de la Peana. No faltan, tampoco, los escudos de España, Aragón y Borja, y otros elementos figurativos que, tallados en las paredes, dan al espacio un ambiente diferente.

CRONICA CAMPO DE BORJA