La huerta de Mallén bien podría considerarse, junto con la de Novillas, el vergel de la comarca, y es debido a que ambas poblaciones disfrutan de un estratégico enclave dentro de la cuadratura del agua en la provincia: El río Ebro, el Canal Imperial de Aragón y el Canal de Lodosa. Las tres arterias fluviales, bien naturales o artificiales, que riegan esta frondosa y fructífera huerta. Así, de vez en cuando, y a pesar del celo del hortelano mallenero, se llegan a cosechar frutos del gran tamaño y peso.

Al final del otoño, cuando se comienza a recoger la cosecha de la vid, pudimos comprobar el extraordinario tamaño de un racimo de uvas que Benito Segura Roncal, vecino de Mallén, recogió en su huerto. Más de cinco kilos de una dulcísima uva pesó el fruto de una parra de huerta, emparrada, y que además ofrecía más de 30 racimos que superaban ampliamente los dos kilos cada uno. Era un verdadero espectáculo ver tantos racimos como si fueran farolillos colgados del verde tapiz de una caseta de feria sevillana.

El otro extraordinario fruto fue cosechado por Gregorio Ezpeleta Gotor, y se consiguió en el mismo término que las uvas, Trascastillos, demostrando que esta zona de la huerta mallenera es proclive a cosechar frutos cuyo tamaño excede de lo normal. Esta vez fue un rábano de 4,5 kilogramos de peso, y casi 87 cm. de longitud, con un diámetro de 24 centímetros.

La espectacularidad de ambos frutos es como un reconocimiento al trabajo que los agricultores realizan de sus cosechas, obteniendo, cuando el tiempo lo permite y los astros son favorables, frutos de gran tamaño.