Pablo Martínez, aunque natural de Zaragoza, está vinculado a Pozuelo a través de su esposa Milagros, y ambos suelen pasar los veranos en la localidad. Durante este año tan atípico para todos, Pablo ha ayudado a los vecinos a pasar los días estivales de una manera más agradable gracias a su música.

El músico alegra las mañanas y tardes de los pozueleros desde su casa, ubicada en el centro de la localidad, colando las notas de su teclado por las ventanas de sus conciudadanos. Gran amante de la música cásica, Pablo estudió en el conservatorio y posteriormente siguió formándose en academias particulares; piano y guitarra son sus instrumentos favoritos.

Actualmente, Martínez forma parte de un grupo que, de forma voluntaria, recorre residencias de ancianos, alegrando las tardes de los más mayores. Tiene tres hijas y seis nietos; pero es su nieto Nacho el que ha heredado su amor por la música al iniciarse en el aprendizaje de la guitarra eléctrica.

Pablo Martínez es un fervoroso amante del pueblo y sus parajes, y la caza es una de las aficiones que compagina con la música. Durante varios años y de forma voluntaria, Martínez compartió otra de sus grandes aficiones con los niños de Pozuelo al organizar clases de ajedrez y varios campeonatos en la localidad. Desde el ayuntamiento agradecen a Pablo sus días de música, de la que aseguran seguirán disfrutando todo el verano. T