Aunque de la existencia del castillo o torre de Ainzón se tenía constancia documental e incluso se conserva en el Archivo Histórico Nacional un plano del mismo, había pasado desapercibido para la mayor parte de los investigadores al haber quedado oculto por las construcciones que fueron rodeándolo. No obstante un experto en arquitectura militar, vinculado familiarmente con Ainzón, como fue Federico Bordejé Garcés, ya había llamado la atención sobre la importancia de este monumento al que, cuando la localidad pasó a ser propiedad de los abades de Veruela, le fue adosado un palacio, siguiendo el mismo modelo de otras localidades del Valle del Huecha.

En todas ellas existió una torre que, como la de Ainzón, era de planta rectangular construida con sillares de grandes dimensiones, sobre una base macizada y con el acceso por la segunda planta, siendo destinada la primera a almacén. Actualmente, estas torres se considera que son de origen islámico, aunque en algunos casos se ha apuntado la posibilidad de un origen romano, atendiendo a las características de determinados sillares.

BUEN ESTADO

La demolición reciente de alguna de las construcciones que rodeaban a la torre de Ainzón ha puesto al descubierto dos de sus fachadas exteriores prácticamente intactas hasta sus plantas superiores, con todos sus sillares a la vista.

De igual forma, con este hallazgo se han podido estudiar las características estructurales del edificio contiguo, constatando que tanto lo que fuera antiguo palacio como la torre responden en cuanto a disposición y dimensiones a lo que se conocía por el plano citado que se conserva en el Archivo Histórico Nacional. T