Zaragoza se convirtió del 18 al 22 de junio en capital mundial del vino. Cerca de 250 profesionales de la viticultura procedentes de 18 países de los cinco continentes participaron en el XII Congreso Internacional de Terroir, un concepto que hace referencia a una fórmula productiva que diferencia los caldos en función de las características propias de los terrenos donde se cultivan las vides (climas, paisaje, topografía, suelo, biodiversidad o formas de recolección). El foro, organizado por el Gobierno de Aragón y que también se desarrollará en las cuatro denominaciones de origen protegidas de la comunidad (Borja, Cariñena, Calatayud y Somontano), puso de relieve la preocupación que existe en el sector por los efectos del cambio climático sobre los viñedos.

«El principal reto al que nos enfrentamos es el cambio climático porque la viña es uno de los primeros seres vivos vegetales que lo están detectando», destacó en la sesión inaugural Cristina Clemente, subdirectora general de Control y Laboratorios Alimentarios del Ministerio de Agricultura. En su intervención ensalzó asimismo «el valor añadido económico y comercial» que aporta al vino el concepto terroir, que permite producir caldos «más personalizados y diferenciados».

El consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, señaló que el congreso era «una magnífica oportunidad» para difundir lo que supone el terroir» y «dar a conocer al mundo los vinos aragoneses» a través de prescriptores de primer orden. Resaltó asimismo el «carácter ejemplar» que juega este sector en la comunidad por ser uno de los que «más y mejor contribuyen a la lucha contra la despoblación» en el medio rural, además de ser un exponente de internacionalización y de incorporación de conocimiento.

El terroir es un término francés conformado por el suelo, el clima y la acción del hombre, pero sobre todo la cultura de un lugar. Propugna la práctica vitivinícola mediante técnicas orientadas a extraer del terreno de cultivo las características más genuinas posibles para los vinos procedentes de este. De ahí que el conocimiento del terreno y de las condiciones edafoclimáticas del mismo sea crucial para poder aprovechar las ventajas competitivas que elaborar «vinos de terroir» pueden suponer.

Es por esta razón, asímismo, por la que la participación de las DO resultaba tan capital en este congreso, puesto que uno de sus atractivos eran las visitas que se iban a realizar a cada una de ellas. Los cerca de 250 congresistas pudieron comprobar la composición de una parte de los suelos de Cariñena, Campo de Borja, Somontano y Calatayud.

Técnicos de estas cuatro zonas explicaron a los participantes del congreso esa composición y cómo puede determinar la personalidad de los vinos que se producen en los terroirs aragoneses. También hablaron sobre los trabajos de caracterización de los suelos que se llevan a cabo y los objetivos que se persiguen con ella. Hubo sesiones prácticas, ponencias magistrales, exposición de varios estudios sobre el impacto climático en la viña y posibles medidas para combatirlo y una mesa redonda abierta al público. T