La localidad de Bureta se vistió de gala el pasado día 23 de octubre para celebrar por todo lo alto la festividad de su patrona: la Purísima Votada. Además de la conmemoración de los 25 años de Ayuntamientos democráticos, concierto, baile y toro de ronda, sin duda, el acto central del día fue la procesión por las calles de la localidad que reunió a todos los vecinos y muchos visitantes que quisieron unirse al singular recorrido de la Virgen, casa por casa.

La historia del patronazgo de la Purísima Votada se remonta al año 1834 cuando una epidemia de cólera asoló toda la provincia. Los condes de Bureta, después de los efectos de la epidemia en la capital, se trasladaron hasta la localidad, aunque la misma no estaba exenta de peligros, puesto que en ella el cólera también se había cobrado numerosas vidas, sobre todo jóvenes, e incluso la del propio cura.

Ante tanta muerte, se solicitó la presencia de dos franciscanos de Borja para administrar los últimos sacramentos. Fue entonces cuando el conde decidió sacar la imagen de la Inmaculada Concepción por todo el pueblo y cesó la epidemia.

Como agradecimiento, se propuso y fue aceptado por todo el pueblo, conmemorar cada 23 de octubre. Así, lo firmaron los condes, los representantes del ayuntamiento y el vecindario de Bureta en un acta en la iglesia parroquial, delante del Santísimo Sacramento.

Ahora, esta fecha se celebra en Bureta con una procesión que recorre las calles con la particularidad de que la Virgen es portada, a su paso, por un representante de cada una de las viviendas, tal y como se hizo hace 170 años.

Y, al igual que ocurrió hace casi dos siglo, su entrada en la iglesia se realizó entre ovaciones, mientras que todas las personas que querían se colocaban en el pasillo central del templo para pasar la imagen y se inclinaban ante su presencia. Quizá pidiendo favores o ruegos o agradeciendo algo ya concedido.

Este acto tradicional convivió con otros de índole más lúdica, como los almuerzos y meriendas, bailes, concurso de disfraces infantil, otras muchas actividades y, por supuesto, vaquillas en la calle.