El 2 de mayo, coincidiendo con su festividad, los borjanos pudieron contemplar en todo su esplendor la imagen de la Patrona, la Virgen de la Peana, en la procesión del Rosario de Cristal, tras una profunda restauración.

Los resultados de esta restauración, en la que se han eliminado hasta tres capas de pintura, devolviendo a la talla devolverle a la talla su policromía original del siglo XVI, fueron presentados el 3 de abril en un acto que tuvo lugar en la excolegiata de Santa María y al que asistió casi un millar de personas. La recuperación de la talla ha sido impulsada por la Asociación de la Virgen de la Peana, que agrupa a la mayor parte de las familias borjanas tanto residentes en la ciudad como en otros puntos de España.

El presidente del Centro de Estudios Borjanos, Manuel Gracia Rivas, destacó "la importancia artística y sentimental que para los borjanos tiene la imagen de su patrona" y resaltó la "brillante labor" llevada a cabo por las restauradoras Mercedes Núñez y Encarnación Ripollés, de la empresa Albarium de Zaragoza. Por su parte, muchas de las personas que vieron los resultados coincidían en que "ahora la Virgen parece mucho más joven" y destacaban "la dulzura y belleza del Niño Jesús" que el paso del tiempo, la suciedad y las diferentes actuaciones habían ocultado.

Patronazgo del siglo XVI

La devoción mariana de Borja se remonta a los tiempos de la Reconquista cuando la iglesia mayor ya tenía como titular a la Virgen María. Los orígenes del culto a la Patrona se remontan al siglo XVI ya que existe constancia en 1532 de un retablo dedicado a la Virgen del Rosario cuya imagen era utilizada por el Cabildo de la Colegial en diferentes procesiones que se han prolongado hasta nuestros días bajo la advocación de su sobrenombre popular de Virgen de la Peana.

En el año 1650 el Cabildo decidió que únicamente esa imagen fuera llevada bajo palio lo que supuso el inicio del patronazgo de Borja por Nuestra Señora de la Peana, pero la primera función religiosa en su honor no llegaría hasta 1789 cuando los agricultores, viendo perdidas sus cosechas por el pedrisco, solicitaron su amparo y protección. Cuentan las crónicas, y así lo recoge una de las estrofas de su novenario, que "como por encanto se desvanecieron los nublados pavorosos, se resolvieron en benéficas lluvias y las cosechas se salvaron" .

En 1791 quedó establecida su fiesta el primer domingo de mayo y en 1848, S.S. el Papa Pío XII, se dignó "declarar y constituir a la Santísima Virgen María del Santísimo Rosario, popularmente conocida como de la Pena, principal patrona celeste ante Dios del lugar llamado Borja, con todos y cada uno de los privilegios y honores que corresponden a los patronos" .

El 7 de mayo de 1989, coincidiendo con el segundo centenario de su veneración, el obispo de la diócesis de Tarazona coronó a la Virgen de la Peana en la plaza de España.

Precisamente por tratarse de la Virgen del Rosario, la procesión de su festividad consiste en un Rosario de Cristal que acompaña a la Patrona en su peana por las calles de la ciudad y al que asiste el Ayuntamiento en corporación bajo mazas.

La idea de crear un Rosario de Cristal para Borja surgió en 1924 del sacerdote borjano Federico Magdalena Sanjuán, que quiso realizar uno a semejanza del de Zaragoza. El proyecto fue acogido con entusiasmo formándose una junta de eclesiásticos y seglares que lograron su inauguración en las fiestas de 1928. Constaba de cincuenta faroles en representación de la letanía, Ave María, Gloria y Padre Nuestro, --en la actualidad son 122--, además de cinco de mayor tamaño correspondientes a los misterios del rosario. A éstos se unieron los faroles como el de la Ciudad, el Sindicato de Riegos y la Salve, además de una carroza para la Virgen, lo que supuso un desembolso para los borjanos de 50.000 pesetas, entonces una cifra más que considerable.

JAVIER LERIN DE PABLO