En la localidad de Longares nacía el 3 de febrero de 1540 la persona que, con el tiempo, llegaría a ser una de las figuras más destacadas en el reino de Aragón como archivero, bibliotecario e historiador: el canónigo Bartolomé Llorente. Sus padres, descendientes de Encinacorba, se trasladaron a Longares en edad muy temprana. Bartolomé dio pronto muestras de una gran inteligencia. Además de en Zaragoza, estudió en las universidades de Valencia y Huesca, donde los 22 años, su profesor, Pedro Juan Núñez --especialista en Lenguas Clásicas-- le nombró Maestro Mayor en griego y latín por ser un alumno aventajado que había escrito, en edad escolar, una valiosa Gramática latina que él, con mucha humildad, apenas le dio importancia, afirmando de ella que era "Magna pero imperfecta". Con sólo 30 años fue nombrado canónigo del Pilar, ocupando también los cargos de limosnero, tesorero y capellán mayor.

Sus conocimientos como archivero, bibliógrafo e historiador, en lo relacionado con la iglesia del Pilar, eran tan extensos y profundos, que el Cabildo lo comisionó para gestionar en Roma el importante pleito existente con la Sagrada Rota a fin de conseguir el calificativo de catedral para la iglesia pilarista. Bartolomé salió de Zaragoza el 9 de enero de 1583 bien preparado de múltiples notas sobre la tradición del Pilar. Iba acompañado de dos familiares --uno de ellos su hermano Jaime, también sacerdote-- que iban a ser eficaces colaboradores en su misión.

Tras recuperarse de un viaje accidentado, comenzó con interés su trabajo. Sin embargo, presiente ciertas dificultades al constatar la falta de rapidez en el Cabildo zaragozano en el envío de nueva documentación que necesita con urgencia. En esta espera estaba cuando muere el papa Gregorio XIII y es elegido Sixto V, quien estimó que eran demasiados los representantes de las diócesis españolas en Roma. Este hecho le creó inquietud y, aunque estuvo a punto de volverse a España, alargó su estancia en Roma tres años investigando en diferentes archivos italianos y en manuscritos de la Biblioteca Vaticana, dejando admirablemente preparada la labor que habían de continuar sus amigos y sustitutos.

Con 74 años de edad, después de 42 de canónigo, cuando comenzaba para él una nueva etapa de actividades históricas -había sido elegido Cronista de Aragón en sustitución de Lupercio Leonardo de Argensola- fallecía el 1 de julio de 1614.

Bartolomé Llorente, infatigable archivero pilarista, figura magistral de la erudición aragonesa del siglo XVI, valor no estimado aún de nuestro humanismo, gran orador sagrado, muy versado en teología, literatura y lenguas, dedicó la mayor parte de su vida al ideal más entrañable para los aragoneses en aquella época: conseguir que el santo templo del Pilar tuviera la categoría de catedral. Y aún le quedaría tiempo para escribir numerosas obras entre las que destaca la vida de San Braulio, obispo de Zaragoza.

En la sacristía de la iglesia de Longares existe un cuadro de su figura, pintado recientemente, y donado a la iglesia por un admirador de su obra. En él se ve al famoso canónigo teniendo como fondo una poblada biblioteca de valiosos libros y códices, y el detalle de la famosa puerta de Valencia de su localidad, recientemente restaurada. Orgullosos pueden sentirse sus paisanos de esta gran figura a quien le tienen dedicada una calle en la parte central de pueblo, junto al Centro Parroquial.

La ciudad de Zaragoza también le recuerda en otra calle situada en el barrio Oliver.

SANTIAGO SANCHO VALLESTIN. Con este personaje comienza una serie de artículos que, bajo el título de NOMBRES CON HISTORIA, seleccionará a una personalidad de cada pueblo de la comarca de Cariñena.