Mezalocha siempre ha acogido con los brazos abiertos a quienes se decidían a visitarnos y, de paso, promocionar nuestros bellos e insuficientemente conocidos parajes, en especial la zona del pantano y los imponentes riscos que lo enmarcan, de los cuales nos sentimos especialmente orgullosos.

La hospitalidad ha caracterizado y caracteriza siempre a los mezalochanos, sin embargo, las actitudes de muchos de los forasteros que, desde que acabó el confinamiento, y de forma importante, nos visitan durante los fines de semana, ha hecho que cunda entre nosotros cierta preocupación.

A la utilización de terrenos agrícolas como aparcamientos, con ningún respeto por caminos y accesos a fincas, o el abandono de bolsas y todo tipo de restos de basura en el parque de San Antonio, pabellón municipal o ribera del río Huerva, se unen las imágenes de jóvenes lanzándose desde la presa a las aguas, trepando por la misma o sus aliviaderos, o, lo que es peor, caminando sobre los sillares que la coronan, con una altura de 27 metros al vacío, con el peligro que representa para sus vidas tal temeridad.

A todos los mezalochanos nos alegra ser visitados, que se nos conozca y que se hable bien de nosotros, y tan solo pedimos un poco de responsabilidad, colaboración y cordura, extremando las precauciones y, a las autoridades pertinentes, llegado el caso, poner los medios necesarios para evitar que, cualquier día, se registre un accidente que haga que un día de disfrute, se convierta en una tragedia irreparable. Queremos, tan solo, que estas líneas puedan servir como denuncia y llamada de atención ante una situación que se está descontrolando y que esperamos que no vaya a más, sobre todo, para no lamentar incidentes. T