Hola! me llamo David Padules y nací en Aguarón hace 25 otoños.

Cuando era pequeño recuerdo que decía a mis padres y a mis abuelos que iba a hacerme una casa en el granero cuando fuese mayor,y que me quedaría a vivir en el pueblo.

Con los años vas necesitando cada vez más salir del pueblo y conocer otros mundos, otras personas, y cuando acabé el bachillerato me instalé en Zaragoza para cursar mis estudios de Historia en la Universidad de Zaragoza. Por aquel entonces, hacia el año 2009, ni se me pasaba por la cabeza el irme a otro país extranjero, aunque me gustaba la vida en la ciudad, no me sentía preparado para irme a otro país: no era bueno con los idiomas y estaba muy apegado a la tierra. Sin embargo, compañeros de la universidad me hablaban muy bien del programa de intercambio Erasmus, y yo comenzaba a interesarme vagamente.

No será hasta el año 2012 que no me plantearé la idea de irme a Francia de Erasmus. ¿De dónde vino este cambio casi repentino? Como ya sabéis la famosa « crisis » en la que estamos instalados comenzó a sentirse cada vez más. Además de ello, por aquel entonces mi padre perdió el trabajo y con ello la principal fuente de ingresos en casa. En realidad no era una gran tragedia, mi madre seguía teniendo trabajo, pero el esfuerzo que hacían para que yo estuviese en Zaragoza mientras estudiaba en la universidad, no iban a poder hacerlo por mucho tiempo más. Pues bien, para mí la idea de irme a Francia de Erasmus era una escapatoria, la única en la que veía posibilidad de crecer y tener nuevas oportunidades.

De esta manera en 2013 llegué a Toulouse, la ciudad prometida, para cursar mi último año de carrera, y con todas las becas posibles gracias al esfuerzo que había hecho el año anterior. Este año Erasmus fue clave para mí, lo pase muy mal al principio: llegaba con poco nivel de francés, estaba por primera vez fuera de mi zona de confort, lejos de mi familia y amigos, solo frente a los infinitos trámites obligatorios cuando llegas a un nuevo país, -buscar alojamiento, abrirte una cuenta en el banco, inscripción en la nueva universidad...-. No veía el momento de volver y muchas veces me preguntaba «qué hacia allí». Sin embargo, con el paso de las semanas fui conociendo a las gente, soltándome con el idioma, descubriendo los maravillosos rincones que tiene Toulouse y finalmente acabé enamorado de la ciudad.

En 2014 cuando volví a Zaragoza solo me quedaba presentar el proyecto de fin de carrera y lanzarme al mercado laboral… mercado en el que seguía teniendo muy poca Fe. Fue en septiembre de 2014 cuando gracias a la insistencia de un amigo que trabajaba en Disneyland París, eché el currículum, y me llamaron al día siguiente. Gracias a ello pude volver a Francia, esta vez a París. Por entonces todo fue mucho más fácil, ya controlaba el idioma y estaba habituado a desenvolverme solo. Para mí, Disneyland era una oportunidad para ahorrar dinero y poder irme de nuevo a Toulouse para realizar un máster en arqueología medieval y completar mis estudios universitarios. Así pues, en 2015 me instalé en Toulouse de nuevo, era como si no me hubiese ido nunca.

Desde 2015 vivo en Toulouse. Actualmente acabo de terminar el máster en la universidad, que he compaginado con un trabajo en una tienda de ropa y posteriormente con el trabajo de recepcionista en un hotel, donde sigo trabajando actualmente.

Es difícil resumir en unas pocas líneas todo lo que para ha supuesto este viaje en el que ya llevo embarcado casi cuatro años. A lo largo de todo este tiempo he tenido que hacer frente a varias dificultades, me he perdido muchos momentos con mi familia y amigos y sigo echando de menos Aragón, Aguarón, sus paisajes y sus gentes. Pero no todo ha sido malo, al otro lado de la balanza he obtenido cosas muy valiosas para mí: mi independencia personal, intelectual y económica; he aprendido, crecido y conocido a gentes maravillosas: franceses y españoles afincados en Francia; he aprendido el francés, mejorado mi inglés y completado mi formación académica.

Pero lo más valioso que he aprendido es a valorar y respetar la riqueza cultural que me ha aportado vivir entre gente con diferentes orígenes; así como la libertad y seguridad de poder moverme por el mundo, y ser capaz de resolver los problemas que me surjan por el camino. T